NOTAS INTERNACIONALES

EL COLECCIONISMO MUSICAL EN COLOMBIA: COFRE AMOROSO PARA UN TESORO CUBANO

Gaspar Marrero

Martes 28 de octubre de 2014. Acumulaba, casi sin percatarme de ello –tanta era la tensión-, más de veinticuatro horas sin dormir. La noche anterior emprendí viaje por carretera desde la central ciudad de Sancti Spíritus hasta La Habana: unos trescientos ochenta kilómetros. En una fría madrugada, en los portales del Aeropuerto José Martí, esperaba la hora convenida para el chequeo de rutina. Y a las 6:31 de la mañana, despegó el avión de Copa Airlines que iniciaba mi primer viaje al extranjero. Una escala en Panamá y, luego, otra aeronave de Copa hacia Cali.

 

Casi a punto de mediodía, aterrizamos en La Sucursal del Cielo, como orgullosa y justificadamente llaman los caleños a su ciudad. Nuevo chequeo en la terminal aérea y, finalmente, traspasé la puerta de salida. Jubilosamente, me recibieron mis anfitriones, Patricia y Fernando, y otro amigo entusiasta, el gran Perucho Mejía.

 

No lo dije entonces, pero la curiosidad me mantenía despierto. Varios colegas me advirtieron: “Te vas a sentir allí de maravillas. Musicalmente te parecerá que estás en Cuba”. El sueño me vencía y yo batallaba contra él con el deseo expreso de descubrirlo todo.

 

Fer y Patri, mientras movían cielo y tierra para acomodarme (lo lograron desde el primer momento), abrían para mí, sin saberlo, la tapa de un verdadero cofre. En su interior, toda la historia musical que he tratado de estudiar a profundidad, y muchísimo más, estaba totalmente viva, como jamás la había apreciado, en las manos devotas –primera sorpresa- de decenas y decenas de coleccionistas, muy distintos a los pocos con los cuales debí tratar en mi Isla.

 

Luego del diálogo inicial, los primeros tintos -¡ah, el café colombiano!- y las primeras cervezas Club Colombia, en un balcón que sería familiar, primero, e inolvidable después, vendrían, ¡por fin!, mis primeras horas de sueño después de unas cuarenta de desvelo.

Apenas dormí. Ni esa, ni ninguna otra noche en los siguientes veintisiete días…

 

ACME y Gaspar Marrero - Noviembre de 2014.
ACME y Gaspar Marrero - Noviembre de 2014.

      MI PRIMER ENCUENTRO CON ACME

 

Había recibido dos invitaciones en Cuba. Una, del Comité Organizador del Coloquio Internacional del Bolero, a fin de participar como conferencista en dicho evento, paralelo al 10º Concurso Nacional de Intérpretes del Bolero “Alberto Villa Vélez”, a celebrarse en Caicedonia, ciudad del oriente del departamento del Valle del Cauca. La otra, totalmente inesperada, la firmaba Jaime Suárez Cuevas, entonces presidente de la Asociación de Amigos, Coleccionistas y Melómanos (ACME) de la ciudad de Cali. Dicha asociación había conformado un programa de conferencias y encuentros hasta el 22 de noviembre, cuando realizaría un gran festejo por su 15º aniversario y para el cual interesaba mi presencia. En total, casi un mes de estancia en Colombia.

 

Siempre que tuve ocasión, no tan frecuentemente como hubiera deseado, buscaba en Cuba, en la red de redes, toda la información posible acerca de ACME. Era para mí una verdadera rareza conocer de toda una organización con más de veinte miembros, casi todos con apreciables fondos musicales en archivo y una pasión desenfrenada hacia la música del pasado. Y, dentro de ella, hacia los músicos de mi país.

 

Constituiría una experiencia inédita para mí. En lo personal, durante mis tantos años en el medio radial como locutor, productor y escritor de programas musicales referidos a grabaciones añejas, debí lidiar, en toda la extensión de la palabra, con algún que otro coleccionista que custodiaba al extremo sus patrimonios, de modo que fue necesario recurrir a la piratería para obtener siquiera una ínfima parte de tales joyas. Cuando el afectado se percataba de ello, ponía pies en polvorosa y no volvía. Otros, con un poco más de caridad, accedían a brindarte información, pero exigían a cambio que se les mantuviera su identidad en el más absoluto secreto. Excepciones hay, que confirman la regla: mi amigo y hermano Paco Miranda, realizador de una modesta emisora radial en la ciudad de Contramaestre, más de cuarenta kilómetros antes de llegar a la oriental ciudad de Santiago de Cuba, y el doctor Carlos Lino Castellón, visita asidua desde Yaguajay, municipio de la costa norte de la provincia de Sancti Spíritus, donde resido, quienes han colocado siempre su valiosísimo arsenal a mi total disposición.

 

Puede explicarse, entonces, mi nerviosismo cuando hice entrada, junto a mis inseparables Fer y Patricia, en el recinto donde habría de desarrollarse el coloquio. Mientras ajustaba con Abraham, joven versátil, capaz de conducirse como maestro de ceremonias y, a la vez, como técnico de sonido e informática, acudió rápidamente ante mí William Salas con su mano extendida y su amplia sonrisa. Recuerdo que confundí su apellido con el de un renombrado periodista internacional, pero no su rostro, que había identificado, entre otros, en una foto panorámica de los miembros del grupo que había visto días antes en Cuba. Luego, fue el propio Jaime quien estrechó mi mano, recordándome siempre que conocía bien a los cubanos con esa frase de oye, chico, muy de nosotros, y que me soltaba sonriente en cada encuentro.

 

Había preparado, a petición de los organizadores, dos ponencias: una acerca de Tito Gómez, el cantante de Vereda tropical, el inmortal bolero del mexicano Gonzalo Curiel, y de la Orquesta Riverside, y otra relacionada con los boleristas cubanos de la década de 1960, que, ingenuamente, pensé que ellos desconocerían. Craso error. Al decirles a Jaime y a William los títulos de mis trabajos, éste me soltó: “yo tengo como quinientas grabaciones de la Riverside”. En un rapto impulsivo, pensé de momento recoger los bártulos e ir con mi música a otra parte. Pero fue un instante fugaz. Cuando me tocó impartirla, llegado el momento de mostrar la cifra modesta que yo había compilado (no llegaban a doscientas), solicité “piadosa indulgencia” al auditorio. Supe después que el propio Jaime se había encargado de grabar toda la conferencia y colocarla luego en YouTube. Ahí permanece.

 

Sin embargo, el momento culminante de aquel primer contacto fue en la mañana del domingo 2 de noviembre. El programa del evento anunciaba algo así como “El bolero a la calle”. Imaginé una especie de mini concierto, con algunos de los solistas concursantes, en el parque principal de Caicedonia. Otro error.

 

Había, sí, un escenario (una tarima, diríamos en Cuba) con todo el equipamiento necesario para reproducir música. No era solo la hoy imprescindible computadora y los amplificadores de sonido. Debí abrir los ojos desmesuradamente cuando vi un tocadiscos, aparato desaparecido del mercado cubano hace décadas, junto a la logística más actual.

En una carpa aledaña, ocupando mesas y sillas dispuestas para una fiesta, estaban los miembros de ACME, todos “uniformados”, vestuario y regocijo, ¡con sus antiquísimos discos LP! Ahí descubrí la esencia de aquel encuentro. El conductor, el buen amigo Rafael María García Orozco, anotaba en el escenario las muestras de cada coleccionista y los llamaba luego por su turno. Ante el micrófono, cada portador explicaba datos curiosos, esenciales e interesantes de la grabación que sugería, al tiempo que el técnico, acto seguido, lo hacía sonar en el aparato adecuado.

 

Pero no estábamos solos. Aquello era toda una fiesta para la ciudad. Por doquier, personas de todas las edades disfrutaban, a la vez, de servicios gastronómicos y venta de bienes culturales a modo de souvenir. Y no faltaban, desde el público, las solicitudes: “¡Pongan algo de Daniel Santos!” o “¡Quiero oír a Alberto Beltrán!”

 

Aquello se extendió hasta después del mediodía. Nos fuimos antes, a cumplir con el horario y la necesidad del almuerzo en el Hotel Chamaná. Mientras, todavía sin dar crédito a cuanto había visto, llegué a mi primera conclusión: “Cuando cuente todo esto en Cuba, no me lo van a creer”.

Encuentro de Melómanos y Coleccionistas - Cali, 2015.
Encuentro de Melómanos y Coleccionistas - Cali, 2015.

LA GÉNESIS DEL MOVIMIENTO

 

Luego del regreso de Caicedonia, exactamente una semana después de mi llegada a Cali, Jaime Suárez nos condujo a Fer y a mí a una especie de almuerzo de bienvenida. En un sitio muy popular, de cuyo nombre no logro acordarme, conocí más de cerca a muchos de los miembros de ACME. Pero lo que pensé que sería un encuentro gastronómico tranquilo y formal, se convirtió desde el primer momento en una reunión de amigos que se habían conocido de toda la vida, con una pasión común: la música. Y sucedió lo inevitable, algo que me acompañaría durante casi toda mi visita: las sesiones de preguntas y respuestas. Me asombraba, de verdad, el altísimo conocimiento que todos tienen alrededor de la música y los músicos de Cuba: las interrogantes que me formulaban no eran sencillas ni corrientes.

 

A veces ganaba tiempo con un bocado de aquella suculenta frijolada o con un trago de Club Colombia, para ordenar mis ideas y contestar cada cuestión.

 

De allí fuimos a La Oficina, luego de dar un paseo con ribetes históricos, conducido por el singular Víctor Hugo, capaz de explicar, en minutos, cuándo y cómo surgió cada esquina de Cali.

 

Esa “oficina” donde radican los miembros de ACME no es tal. Ni computadoras ni archivos. Es un bar, simplemente, con música “mecánica” y, principalmente, videos musicales, no solo de artistas del pasado: no olvidemos la ascendencia salsera y, principalmente, pachanguera de Cali. Tampoco escapé del cariñoso interrogatorio, por parte de otros coleccionistas. ¿Lo de oficina? Según me explicaron, es el recurso para “despistar” a las esposas cuando quieren salir solos…

No sé cómo me llegaron imágenes del tradicional Encuentro de Coleccionistas y Melómanos en la Feria de Cali. Las fotos, correspondientes a 2013, presentan a numeroso público ante la valla que indica la entrada a la zona dispuesta para la cita musical. Dicha valla, entre otras, mostraba las imágenes de Celia Cruz y Benny Moré, las expresiones máximas del canto popular en mi Isla. En otra gigantografía, Chano Pozo y La Lupe. Más allá, en una extensa nave, varias cajas con decenas y decenas de discos eran escrutadas por los coleccionistas, por melómanos o por simples interesados en llevar a casa alguna que otra curiosidad. Son cinco días de encuentro, desde la tarde hasta la madrugada. Tal y como vi en Caicedonia, se producen en un escenario lo que ellos llaman “audiciones”, donde los estudiosos del disco revelan sus más curiosos ejemplares y argumentan acerca de ellos. A modo de ejemplo, muestro el programa para la Feria de una asociación:

 

DICIEMBRE 28 DE 2014

ASOMELOPAL

 

TEMA No.

NOMBRE DEL TEMA MUSICAL

INTÉRPRETE (Orquesta- Big Band- Conjunto-Sexteto etc.)

CARACTERÍSTICAS

(Año de grabación, solos, músicos, etc.)

COLECCIONISTA

1

Cuero na’ má’

Tommy Olivencia y Orquesta

1969- Vocal: Sammy “Rolo” González - Descarga Mambo - Solos de percusión: Papy Fuentes (bongó) El Gallego (congas) Endel Dueño (timbal)

 

2

El rumbón

Ralphy Santí y Conjunto

1979 - Guaracha rumba- Vocal: Leo Jiménez- Solo de bongó: Ralphy Santí

 

3

Chickies  choice

Willie Rodríguez y Orquesta

1970 - Mambo instrumental

 

4

Vieques

Frank Ferrer y Orquesta de Puerto Rico.

1989- Son- Solos: Niño Jesús (flauta) Juancito Torres (trompeta y bugle) Giovanny Hidalgo (congas)

Arreglos: Eric Figueroa.

 

5

Bon bacará

Cuarteto Marcano de Pedro “Piquito” Marcano.

Guaracha- Década de los 50- Composición: Titi Amadeo-

 

 

Nota: Esta música se  programará en formato LP (Long Play)

 

Estos encuentros comenzaron en 1991. El promotor y coleccionista Edgar Gary Domínguez organizó para la feria de ese año el Encuentro de Salsotecas, Melómanos y Coleccionistas de la Música Afroantillana. Para ello, además de los trajines lógicos de la organización, se dio a la tarea de localizar a numerosos expertos de las grabaciones, diseminados anónimamente por los barrios de la ciudad de Santiago de Cali.

 

Invitó además a los propietarios e impulsores de las llamadas salsotecas, rincones musicales que en mi Isla llamamos peñas –curiosa costumbre de “empedrar” la cultura-, y establecimientos para la venta de discos (almacenes) y recabó el apoyo de Claudia Rodríguez, Andrea Hurtado, Andrea Buenaventura y Luis Guillermo Restrepo en la Corporación de Ferias y Eventos de Cali (Corfecali), quienes se percataron del alcance de este fenómeno como conservador de la memoria musical, tanto colombiana como latinoamericana, incluida, desde luego, la de Cuba. En una entrevista radial, el propio Gary Domínguez explica:

 

Nunca nos imaginamos la trascendencia, magnitud e impacto que iba a tener en la ciudad. Descubrimos y visibilizamos el gran tesoro musicográfico afroantillano que tenía Cali desde hace más de cincuenta años. (…) Se creó una cultura popular en torno a coleccionar discos, que viene desde nuestros abuelos y padres emigrantes a los Estados Unidos y el Caribe, donde estaban las más importantes disqueras de música antillana. (…) El culto a coleccionar música afroantillana en Cali, no tiene comparación con ninguna ciudad en el mundo (…) Todos los coleccionistas tienen que ser buenos melómanos, pero el melómano no tiene ese compromiso, sacrificio y culto de coleccionar la melodía. Al fin de cuentas los melómanos somos todos los que tenemos la sensibilidad para gozar, reír y llorar cuando suena un tema y nos preocupamos por saber quién lo canta, quién lo compuso (…) La mejor y más chispeante definición se la he escuchado a Danilo Alegría, de Univalle: “Melómano es el que disfruta con lo que tiene y coleccionista es el que sufre por lo que no tiene”. El número de melómanos colombianos asciende como a un millón (somos la inmensa minoría, incluyendo a los seguidores del jazz, de la música clásica, andina, social, étnica) y coleccionistas registrados como cinco mil y anónimos (…) otros miles.”[1]

 

Prueba del paulatino auge del coleccionismo musical colombiano lo constituyen dos eventos celebrados en Cali, hace unos nueve años, en ocasión del aniversario de la ciudad. Un periodista del diario El Tiempo reseñó el II Encuentro Internacional y IV Nacional de Melómanos, efectuados entre el 26 y el 29 de julio de 2007:

 

El Encuentro de melómanos ha sido semillero para que solo en Cali estén sonando 36 asociaciones independientes y 12 no agremiadas. Además, hay grupos en una veintena de municipios del país.

Los antiguos coleccionistas traen acetatos en Larga Duración (Long Play) guardados en carátulas gigantes. No faltan quienes quieran mostrar su video inolvidable o prendas o instrumentos de algún artista. Tres mujeres, entre ellas Martha Pérez, salen al ruedo con sus discos.

Aquí, cuando suenan los tocadiscos, bajan del cielo versiones casi inéditas de Celia Cruz, 'La reina de la Rumba'; Daniel Santos 'El Jefe'; José Fajardo o, por supuesto, Lavoe, 'El Cantante'.

Uno de los veteranos coleccionistas, el bugueño Camilo Torres, hace honor a su nombre pero por las revoluciones por minuto de sus discos, algunos de 78, 45 o 33.

"El reglamento prohíbe tocar música pirateada, quemada o en casetes", dice Óscar Cardozo, gerente de EKC Producciones, el socio de la Corporación de Ferias y Eventos de Cali (Corfecali) en este evento sin puertas.

En el mismo espacio se mueven numerosos vendedores de viejos y nuevos productos musicales. Se consiguen de 20.000 pesos en adelante.

El Encuentro ha ganado resonancia, no solo porque las disqueras (como Fuentes, Codiscos y Preludio de Colombia, Bis Music y Egrem de Cuba y Ahí Na’ Má’ de México) muestran sus trabajos y precios de ocasión, sino porque los melómanos se esmeran por presentar novedades. [2] 



[1] Entrevista concedida a la emisora virtual Salsa Ensamble Radio, 8 de diciembre del 2012. Citada en:

Rafael María García Orozco: “Una retrospectiva musical de las Ferias de Cali en este nuevo siglo”.

[2] “Con cerca de mil canciones, 150 coleccionistas de música celebraron los 471 años de Cali”, El Tiempo (Bogotá), 27 de julio de 2007.


ACTIVIDADES DE LOS COLECCIONISTAS

 

En Caicedonia conocí al buen amigo Flavio Naranjo, quien preside la Unión Nacional de Melómanos y Coleccionistas de Música Afrolatina (UNIMEL). El lema de la entidad: “Unidos por amor a la música”. Sin necesitar alguna otra explicación, totalmente obvia, aprecié desde mi primer diálogo con él, que lo del coleccionismo musical era un fenómeno nacional. No solo era ACME: con similares objetivos desarrollan sus actividades en diferentes ciudades del país grupos totalmente organizados. La caracterización de dicha unión explica que:

 

UNIMEL es una entidad sin ánimo de lucro, integrada por Asociaciones, Fundaciones, Clubes y Grupos de Melómanos y Coleccionistas de Música Afrolatina constituidas dentro del territorio nacional colombiano que cuenta en su interior con una riqueza Músico-Cultural con variedad de  temas dentro del universo musical, que nos obliga en pro del aprendizaje y la divulgación a constituirnos como una entidad prestadora de servicios culturales.[1]

 

El propio documento refiere los Foros – Audiciones como el comienzo de su funcionamiento como entidad. Dichos encuentros persiguen “el intercambio de conocimientos, el enriquecimiento cultural y el disfrute de nuestro tiempo a vivir al ritmo de la música Afrolatina”, [2] así como divulgar cuanto de patrimonio musical intangible se encuentra en la fonografía. Para ello, fomentan reuniones sociales y académicas, de las cuales las ya mencionadas audiciones son el mejor ejemplo.

 

Hasta el año 2014, cuando ACME celebró su 15º aniversario, estaban asociadas a UNIMEL veintinueve asociaciones: tres en Popayán, capital del departamento del Cauca, a ciento veinticinco kilómetros de Cali; dos en Santander; otras dos en Palmira, la llamada Capital Agrícola de Colombia, ubicada a veintidós kilómetros de Cali; y una, respectivamente, en Tunja, Buga, Armenia, Manizales, Florida, Tuluá, Yumbo, Candelaria y en la capital del país, Bogotá. En Cali, donde se creó UNIMEL, existían entonces trece agrupaciones de coleccionistas y melómanos. En algunos de sus nombres se refleja la impronta de la música cubana: Afrosón y Clave de son (Popayán), Son salsa (Tunja), Buenavista Salsa (Manizales) y las asociaciones caleñas Son de la loma, Efectivos del son y Amigos del son.

 

El municipio de Envigado, en el Valle de Aburrá, Antioquia, acoge a la Corporación de Coleccionistas de Música “Daniel Uribe Uribe”, dedicados exclusivamente a soportes editados a 78 revoluciones por minuto. Anualmente efectúan el Encuentro Nacional de Coleccionistas de Música Formato 78 RPM y en julio de 2014, año de mi visita a Colombia aquí narrada, llevaron a cabo el decimotercero.

 

Igualmente, en sus reuniones semanales, recuerdan las fechas notables de músicos destacados. Su sede principal es la denominada Cabaña del Recuerdo, cuya colección contiene boleros, tangos y música colombiana, entre otras manifestaciones musicales conservadas en ese tipo de discos. Para los integrantes de este grupo

 

no todos los que acumulan música pueden considerarse coleccionistas, pues aunque consideran difícil describir con precisión el perfil de uno, según explicaron, quien lo es, investiga sobre las canciones, los autores, las corrientes musicales y hasta la calidad del sonido de cada uno de sus discos.[3]

 

Otros grupos a los cuales se vinculan los coleccionistas colombianos son el Círculo de Amigos de la Música del Ayer (CIRDAMAYER) en Barranquilla, entidad fundada el 13 de enero de 1985. Este círculo publica la revista La Lira, de entrega trimestral, con numerosos artículos relacionados con la música, principalmente de antaño, y la programación de sus actividades, incluidas reuniones periódicas de su membresía. Otra importante y muy solicitada publicación es Melómanos Documentos, de amplio formato, a cargo del entusiasta periodista, escritor y melómano Orlando Montenegro, escudriñador, por cierto, de la tradición pachanguera en Cali.

 

Por otro lado, la Corporación Club Sonora Matancera (Medellín, 1976) está dedicada a “enaltecer y difundir la música del decano de los conjuntos de América”[4] y organiza anualmente el Encuentro Internacional Matancero cada mes de agosto. En 2009 contaba con casi medio centenar de socios colombianos y otros procedentes de Ecuador, Puerto Rico y los Estados Unidos. En resumen, un muestrario de ocupaciones: profesores, escritores, distribuidores musicales, abogados, contadores, médicos, decoradores, comerciantes, ingenieros, economistas…  y, por supuesto, coleccionistas.

 

Riohacha, capital del departamento colombiano de la Guajira, a setecientos ochenta y un kilómetros al nordeste de Bogotá, se realiza, también cada año, el Festival Internacional del Bolero. Como parte del mismo, desarrollan un importante Encuentro de Coleccionistas. El primero tuvo lugar en 1997. Estas son las bases del certamen convocado al efecto en 2013:

 

1. Cada participante inscribió hasta 30 discos ante el veedor y el jurado antes de empezar el evento.

2.  El orden de presentación de los concursantes fue al azar en cada ronda del concurso, mediante balotas numeradas sorteadas en presencia del jurado y del público en general al inicio de dichas rondas.

3.  Se prohibió la repetición de temas en todas las rondas del evento, aunque pudo presentarse de nuevo artistas u orquestas ya escuchadas, pero en rondas diferentes.

4.  El coleccionista dispuso de dos (2) minutos para una reseña de cada tema. Se permitió presentar discos de acetatos en formato de 45, 33 rpm, discos compactos (CD's) y vídeos (DVD), que pudieron concursar en cualquier momento durante las rondas. No se aceptaron discos clonados.

5.  Los discos de acetatos, CD's y videos tuvieron la misma valoración para el jurado.

6.  El jurado valoró de manera especial la rareza de los discos, su estado de conservación (disco, caratula original), calidad del sonido, respaldo musical de los temas, etc.

7. Las decisiones del jurado fueron inapelables, aceptadas y respetadas por todos los participantes del evento. La puntuación de los jueces era de 1 a 10. Al final de la segunda ronda se efectuó la sumatoria en la cual clasificaron los coleccionistas de mayor puntaje. Si al término de la tercera ronda hubiese empate entre concursantes, este se hubiese definido con rondas adicionales de temas de libre escogencia, tantas como sean necesarias. [5]

 

En cuanto a ACME, organiza las llamadas “audiciones”, donde participa la membresía con muestras de sus grabaciones según el tema convocado en cada una. A diferencia de las conferencias académicas a cargo de los musicólogos, donde los ejemplos musicales se escuchan de modo fragmentado, los melómanos y coleccionistas no soportan que se les interrumpa una grabación. Aunque el encuentro se extienda más de lo debido, la atención es total. Hay quien, en medio de los lógicos tragos para ambientar el encuentro, toma notas de lo expuesto, en curiosa mezcla de diversión e información. William Salas se encarga, posteriormente, de reunir en un CD los ejemplos traídos por los ponentes y edita una producción que distribuirá luego entre los miembros, con el crédito correspondiente para quien presentó cada ejemplo.

 

En enero pasado, se llevó a efecto la 17ª Asamblea Anual Ordinaria de ACME. Entre otros asuntos relacionados con la organización interna, quedó establecido el programa de estas audiciones para el año 2016,  el cual reproduzco  a continuación:

 

1. Febrero 6, “Aniversario Sonora Matancera”, 92 años del conjunto de Matanzas.

2. Marzo 5, “Las 4 de Oro”, Celia Cruz, Matilde Díaz, Canelita Medina y Carmen Delia Dipiní.

3. Abril 2, “Homenaje a las ciudades”, temas musicales dedicados a las ciudades.

4. Mayo 7, “Música para el recuerdo”, con una ronda en homenaje a las madres.

5. Junio 4, “Homenaje a Daniel Santos”, música en conmemoración del centenario de “El Jefe”.

6. Julio 9, “La Salsa Universal”, la música del movimiento salsero en toda su expresión.

7. Agosto 6, “Orquesta Riverside Vs. Conjunto Casino”, sensacional duelo musical.

8. Septiembre 3, “De romance con ACME”, la música del amor y la amistad.

9. Octubre “Costa Pacífica Vs. Costa Caribe”, con un algo más colombiano.

10. Noviembre 5, “Charangas”, un sentido homenaje a este formato orquestal.

11. Diciembre 3, “Éxitos de Feria”, en este mes estaremos de feria con ACME. [6]

 

Como puede apreciarse, en muchas de las audiciones de la asociación está presente la música cubana. La referencia de la audición del 3 de diciembre guarda relación con el ambiente festivo alrededor de la Feria de Cali, que se celebra en los días finales de cada año.

 

Entre los discos editados de forma especial por ACME para sus asociados, como muestra gratuita, se encuentra la producción dedicada al ya citado cumpleaños de la entidad en 2014. La compilación recoge veintitrés fonogramas, presentados, en diferentes encuentros, por socios activos y por ex socios. La música y los músicos cubanos figuran en esa selección:

 

2-NOSTALGIA – Bolero (Carlos Almarán) Bienvenido Granda / Sonora Matancera – Cyrano Fernández [7]

8–NOSOTROS – Bolero son (Pedro Junco Jr.) Joe Quijano y su Orquesta – Jorge Estupiñán

11–ASÍ VIVIRÉ PARA TI – Guaguancó (Justi Barreto) Chivirico Dávila / Monguito – Nelson Fernando Arias

14–QUIÉN TE HA DICHO – Bolero (Silvia González Guerra) Julio Cortés y su Corte – Silvia González Guerra

17–CAMINEMOS – Bolero (Heriberto Martin)  Tito Gómez y Orquesta Riverside – Jairo Pinilla

19–LAMENTO CUBANO – Son (Eliseo Grenet) Los Llopis y su Conjunto – Eddy Terranova

21–AY, COSITA LINDA – Porro merengue (Pacho Galán) Los Jóvenes del Cayo – Carlos Cárdenas

22–MARÍA FRANCISCA – Guaracha (Leopoldo González) Bimbi y su Trío Oriental – Héctor Montaño

23–A LA ORILLA DEL MAR – Bolero (José Berroa Rivera) Bienvenido Granda / Sonora Matancera – Héctor Ramírez Bedoya[8]

 

Otro CD, titulado Música del Recuerdo, editado de modo limitado para los socios de ACME, resume la audición Nº 176, efectuada en Cali el 7 de mayo de 2016. Del repertorio de la Isla, figuran en el acople el Trío La Rosa, Manolo Fernández, Marino Barreto, el dúo Los Compadres y Orlando Contreras.

 

Supe de todo eso, y de mucho más acerca del funcionamiento de ACME, en dos de sus reuniones, una de ellas extraordinaria. Con toda franqueza, cada miembro explicaba cómo se introdujo en el ambiente musical y, de modo específico, en el coleccionismo. Al término de la ronda de intervenciones, sugerí: “Escriban todo eso. En cada una de sus vidas se recoge la historia de la música popular en Cali.”

 

A propósito del ya mencionado aniversario, ACME dispuso dos citas ilustradas. El 7 de noviembre de 2014, en el salón de baile Juanita Bonita, en el barrio de Alameda, en Cali, desarrolló un Conversatorio Internacional, en el cual tuvimos ocasión de exponer Nicola Corona, de Italia, acerca de la canción napolitana y el bolero, y el autor con un análisis discográfico del Conjunto Casino. Días después, el 21, en el club Puente Palma, en el barrio de Santa Anita, tuvo lugar su Encuentro Académico en ocasión de la señalada efeméride, con trabajos sobre la cantante colombiana Matilde Díaz y el sonero cubano Roberto Faz, así como una muestra de videos musicales afrolatinos. 



[1] Unión Nacional de Melómanos y Coleccionistas de Música Afrolatina: “¿Quiénes somos?”

[2] Ibídem.

[3] Lida Ximena Tabares H.: “Coleccionan más que discos”.

[4] Corporación Club Sonora Matancera de Antioquia: Boletín Nº 30.

[5] Sitio web del Festival Internacional del Bolero. Véase Fuentes de Información.

[6] Asociación de Amigos, Coleccionistas y Melómanos de Cali (ACME): Boletín Nº 35, p. 5.

[7] Al final de cada crédito se indica, tal y como expliqué, el nombre del coleccionista a quien  corresponde la muestra.

[8] El Dr. Héctor Ramírez Bedoya, recientemente fallecido, fue el fundador de la Corporación Club Sonora Matancera. Autor del libro Historia de la Sonora Matancera y sus Estrellas.

Gaspar Marrero en Caicedonia, noviembre de 2014.
Gaspar Marrero en Caicedonia, noviembre de 2014.

LAS COLECCIONES

 

Lo más atractivo de mi experiencia con los coleccionistas caleños fue la indescriptible oportunidad de VER sus colecciones. Sin criterio alguno de orden, intentaré describir algo de lo apreciado en tan invaluable ocasión.  En una modesta casa de Cali nos topamos con La Casa Latina, un pequeño club creado por el ya mencionado Gary Domínguez. En la habitación que quizás fuera originalmente la sala de la vivienda, toda la decoración es musical. Discos, carátulas, fotografías y, sobre todo, enormes afiches que evocan las ediciones de Ajazzgo (el nombre se explica en español cuando se pronuncia), un Encuentro Internacional de Música “Jazz, Fusión y Experimental”. Uno de los invitados fue Chucho Valdés, cuya amplia sonrisa nos recibe ante el piano desde su imagen publicitaria.

 

Las pequeñas mesas circulares muestran fotos de glorias musicales. Invité a Fer a sentarnos ante la mesa con la enorme imagen de Benny Moré. En otras, Ismael Rivera y Celia Cruz, entre otros grandes.

 

Más atrás, hacia la derecha y detrás de la cancha, el cuartel general. Varios anaqueles, llenos de discos LP, cubren literalmente todas las paredes, a excepción de un verdadero mural presidido por una gran fotografía de Arsenio Rodríguez ante la cual se expone un cubanísimo tres. Y aunque Gary cuenta con su inseparable computadora, las selecciones musicales se escuchan en el tornamesa –así llaman allá a los tocadiscos- con la misma fidelidad que es capaz de conservar cada disco de vinilo o de pasta, según el caso.

 

Una anécdota: disfrutaba de la conversación esa noche cuando escuché –quizás una trampa de mis anfitriones- un disco poco conocido de Roberto Faz y su Conjunto. Salían, una tras otra, las grabaciones. No salía de mi asombro. Era imposible que, a tantos kilómetros de Cuba, escuchara eso con la naturalidad mayor del mundo. Como impulsado por un resorte, fui hasta la barra y le hice una petición a Gary: apenas me dio tiempo a regresar a mi mesa…

 

Casi al salir de La Casa Latina, otro afiche me detuvo. Sobre una enorme bandera cubana, la imagen de Benny con sombrero y bastón y la invitación en inglés: “Esta noche, 8 pm – 1 am, Videos cubanos. DJ Gary. Hoy como ayer –esta frase, en español-. Coma, beba y vea la mejor música cubana”.

 

Días después, en la eficiente y cómoda camioneta de Joaquín, otro de los melómanos de ACME, visitamos a William en su casa. Igual, paredes ocupadas totalmente por estantes preparados para acopiar cientos y cientos de discos compactos. En el piso alto, una especie de “barbacoa”, como decimos los cubanos, más anaqueles, más CDs, y discos de 78 rpm todavía apilados en espera del acomodo y la clasificación. La prodigalidad de los coleccionistas que conocí se resumió en la frase del anfitrión de aquella tarde: “Escoge lo que quieras, yo te lo copio y te lo llevas a Cuba.” Dicho y hecho: tras extensa revisión, casi disco a disco, seleccioné lo que necesitaba y, en efecto, a pocos días de mi regreso me los entregó, con su carátula original, hábilmente reproducida en su impresora. Y, como si fuera un secreto militar, esa tarde William me dio un norte –una pista: “¿Tienes Internet donde Patricia? Busca el sitio tal.” Memoricé el nombre y esa misma madrugada, mientras todos dormían en casa, rastreé el sitio web: era una verdadera mina que me permitió añadir a mi archivo personal más de cien gigabytes de música cubana.

 

Con semejante arsenal, mantuve durante casi dos años, de forma íntegra, la producción del programa “Memorias”, un dominical de tres horas por Radio Rebelde, de La Habana, Cuba. Esto y otras donaciones, igualmente inestimables, completaron la contribución de ACME a dicha realización, lo cual agradecí siempre, de modo concreto, con el crédito correspondiente a la asociación al cierre de cada emisión.

 

A Isidoro Corkidi lo conocí en casa de Patri y Fer, quienes lo invitaron para conocernos. Creo que la supuesta formalidad del encuentro se perdió desde el primer momento. Acaparamos el diálogo que se desarrolló por horas. Esa tarde quedó concertado el compromiso de asistir, el sábado de esa semana, a su programa radial, de lo cual trataré después. El domingo siguiente fui recibido en su casa. Si donde Gary o William las paredes custodian los discos, Isidoro las dispuso para una enorme y atractiva colección fotográfica. Entre los muchos músicos que comparten la escena familiar, Benny Moré a dúo con Roberto Faz, el Conjunto Casino, la inolvidable Sonora Matancera, Cachao y Celia Cruz… 

 

Al llegar al hogar de Isidoro y Emi, su gentil esposa, ambos disfrutaban de videos de música cubana. Una foto eterniza el encuentro. La pantalla de TV ante la cual nos hicimos la fotografía mostraba una bandera cubana con la frase “Cuba, siempre Cuba”. Después de responder las consabidas preguntas, disfruté de una lamentablemente breve escucha de discos de 78 rpm, en los cuales Isidoro es un verdadero especialista.

LOS PROGRAMAS DE RADIO

 

Precisamente, durante nuestra primera conversación, Isidoro me concedió el honor de invitarme a su programa sabatino Audición Caribe. Es uno de los muchos espacios radiales atendidos por los coleccionistas en emisoras de las universidades colombianas.

 

Para cumplimentar ese compromiso, decidió dedicar su espacio de dos horas del sábado 8 de noviembre de 2014 al Conjunto Casino, en ocasión de la reciente publicación de las memorias de la agrupación, escritas por este autor. Las continuas llamadas telefónicas obligaron a un segundo encuentro dos semanas más tarde, en esa oportunidad para comentar acerca de varios autores e intérpretes cubanos.

 

En los últimos años, muchos artistas de la Isla han sido presentados en Audición Caribe: Miguelito Valdés, Orlando Guerra Cascarita, Manuel Licea Puntillita y la Orquesta de Julio Cueva, la Orquesta de Julio Gutiérrez, Bienvenido Granda, la Orquesta Casino de la Playa, Panchito Riset, Marcelino Guerra, René Hernández, la Orquesta de Alberto Iznaga, la del Casino Nacional, Kiko Mendive, Mariano Mercerón y sus Muchachos Pimienta, Vicentico Valdés, Carlos Vidal Bolado, Chano Pozo, Machito y sus Afrocubans, René Álvarez y la Orquesta de José Curbelo. Toda una constelación conservada en su vasta colección.

 

Véase una muestra de los programas de fin de semana atendidos por los coleccionistas:

 

PROGRAMAS UNIVALLE STEREO 105.3 FM

Sábado:

1:00 PM, “Antología de la música cubana”, Director: Carlos Adams Prado.

2:00 PM, “Audición Caribe”, Isidoro Corkidi Yaffé.

4:00 PM, “Qué viva la música”, Danilo Alegría.

Domingo:

12:00 AM, “Aquellos días”, David Zabala Núñez.

7:00 PM, “Bolero y algo más”, Orlando Montenegro.

En la web: http://emisora.univalle.edu.co/[1]

 

Otros programas como Navidad tropical, al aire a finales de cada año; Cuerda y sentimiento y El bolero y la música del amor se trasmiten por radioemisoras universitarias en la propia ciudad de Cali, en Pereira y en el Quindío, Armenia. Algunos de los espacios organizados por coleccionistas colombianos se retrasmiten por varias emisoras virtuales –una modalidad de ese medio de difusión totalmente desconocida en Cuba- de Colombia, México y el Reino Unido.

 

La audición de radio titulada El bolero y la música del amor es conducida por el profesor Camilo Israel Rodríguez Bermúdez y dirigida por el Dr. Antonio Manrique Zuloaga durante tres horas de cada domingo a partir de las 10:00 am. La invitación a participar en ese espacio radial de la UFM incluía además una agradabilísima sorpresa.

 

LA FUNDACIÓN MUSEO DEL DISCO

 

Luego de finalizado el programa radial dedicado al bolero y disfrutar de un almuerzo en un restaurante donde la música cubana es banda sonora permanente, junto a mis anfitriones Fer y Patri fuimos al hogar del Dr. Manrique. Su amplísima y muy curiosa colección de discos no era, sin embargo, lo más importante de esa visita. Se conservan discos muy singulares, como lo son algunas producciones del sello disquero cubano Panart impresos y editados en México y un soporte de tangos dispuestos en estrías impresas en espiral discontinua, de modo que se pueden escuchar cuatro obras musicales colocando adecuadamente la aguja en el lado exterior del soporte, sin que existan cortes intermedios como en los LPs posteriores. En palabras de Manrique: “es el primer disco compacto del que se tienen noticias”.

 

Sin embargo, lo más atractivo de la Fundación Museo del Disco, propiedad del Dr. Manrique, es la invaluable colección de los más diversos e inimaginables aparatos reproductores de sonido. Un tocadiscos cuyo brazo semeja una cobra perfectamente tallada; los gramófonos accionados por cuerda donde se escuchan con notable nitidez los cilindros atesorados mediante una enorme trompeta de salida sonora; un ejemplar de uno de los primeros fonógrafos, con la etiqueta original de “Fonografía Pathé. Fonógrafos, Discos, Cilindros. Buenos Aires”; otro equipo donde la bocina  sale directamente de la aguja lectora… Un detalle importantísimo: todos y cada uno de estos aparatos están en perfectas condiciones de funcionamiento.

 

Por vez primera, tuve ocasión de apreciar el sonido real de un cilindro. Mis anfitriones Patricia y Fernando, junto al Dr. Manrique, sin ponernos de acuerdo, mantuvimos total silencio mientras dos voces con acompañamiento musical cantaban en inglés. Al tiempo que sonaba el cilindro, me transporté con la imaginación al momento en que esas personas grababan: ¿imaginaron ellos, alguna vez, que más de un siglo más tarde seres humanos de otras generaciones los escucharían mediante el mismo cilindro y con el mismo reproductor?

 

LOS OBSTINADOS GUARDIANES DEL COFRE

 

Sorpresa tras sorpresa, aprecié en su altísimo valor cuánto representa el movimiento de coleccionistas de música en Colombia. Surgido de modo espontáneo, el entusiasmo creció al extremo de alcanzar no solo cifras como las aquí reflejadas, sino también un altísimo nivel de especialización.

 

Mientras en Cuba, con la finalidad de obtener a duras penas materia prima para la fabricación de discos en la década de los años 1960, se convocó a los melómanos de la época y a los músicos a donar sus discos viejos para fundirlos nuevamente y transformarlos en pasta, debido a las restricciones económicas impuestas a la Isla de modo unilateral, miles de colombianos se convirtieron en guardianes de un inmenso cofre, donde depositan decenas de miles de soportes de todos los formatos conocidos, muchos de los cuales registran casi toda la música grabada por artistas cubanos y aquella de nuestros compositores por intérpretes de otras latitudes; muchos de ellos latinoamericanos.

 

Ello no significa que en Cuba no existan coleccionistas. Por el contrario, pese a la importancia de la música cubana en el desarrollo de esa manifestación en el mundo, las personas entregadas a esa afición –que en toda Colombia se ha convertido en pasión- son muy pocas, verdaderas rara avis. En su mayoría, son reacios a compartir sus joyas fonográficas. Ahora se intenta, a partir de la experiencia colombiana, crear en La Habana un gremio de coleccionistas; el contexto es muy diferente.

 

Tras los últimos tocadiscos domésticos vendidos en el país, de fabricación rusa, no reaparecieron equipos similares. Tampoco en los medios de difusión: los realizadores de programas en las emisoras debieron conformarse con emplear copias en cinta magnetofónica de parte de los fondos almacenados hasta ese momento en discos. El afán de actualizarse desde el punto de vista técnico obvió completamente estos aparatos, con el argumento de que los mismos ya no se fabricaban en el mundo.

 

Las reuniones de los coleccionistas en La Habana, organizadas por la Egrem (Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales), son ciertamente encuentros sociales donde se presentan artistas del catálogo de la entidad, a modo de “peña cultural”, similar a muchísimas otras que, en todas las manifestaciones del arte, se efectúan por toda Cuba como “actividad” muy a la mano para concretar la vida cultural de los territorios del país.

 

Por ello, en mi condición de realizador radial, fue de gran admiración comprobar que las emisoras visitadas contaban con dos tornamesas –platos, dirían los radialistas cubanos- con la máxima tecnología. Los coleccionistas – productores – conductores de los programas no estaban forzados a una sesión de pre-edición, a fin de transferir sus viejos discos de pasta o de vinilo al formato digital para su emisión al aire. Ellos se las arreglaban para transportar (lo más difícil y cuidadoso) los discos escogidos para el espacio radial y reproducirlos directamente al aire, con el scratch incluido –nostalgia musical- muy bien recibido por los oyentes, no solo en Colombia, sino diseminados por el mundo, gracias a las transmisiones respectivas en audio real por Internet. Son otros tiempos.

 

Quizás por todo eso, los estudiosos cubanos de la música, específicamente los musicólogos y, en general, los académicos todos evaden el contacto con los pocos coleccionistas en la Isla. Es cierto que quien guarda grabaciones puede carecer de conocimientos técnicos que sirvan de argumento científico para un estudio meticuloso, pero el solo hecho de recopilar los discos y toda la información posible acerca de ellos llenaría infinidad de vacíos persistentes aún en las investigaciones relacionadas con la música cubana.

 

Muy diferente es el sentir de todos los que se unen entusiásticamente a este movimiento en Colombia –en Cali y en otras ciudades-. Una curiosidad: en los catálogos de los grandes centros comerciales, en ocasión de las fiestas navideñas de 2014, se anunciaban, junto a los ordenadores de última generación y los televisores de alta definición, los evocadores tornamesas, de moderna fabricación por la firma norteamericana Crosley, la cual comercializa equipos nuevos, con cualidades técnicas y de imagen similares a los viejos tocadiscos, pero con todas las posibilidades para contribuir, en caso necesario, a la transferencia de sonidos al formato digital.

 

Del mismo modo, tanto en librerías de segunda mano como en otros establecimientos, cientos de discos LP, de 45 o de 78 rpm persisten a la venta para beneplácito de los interesados y de los especialistas, de forma paralela a las ofertas comerciales actuales de los discos compactos.

 

♪♪♪♪♪

 

Gracias a mis grandes amigos Patricia y Fernando, conocí a plenitud el maravilloso mundo de los coleccionistas colombianos; de su esplendidez ilimitada y de su cariño y respeto por la música y los músicos cubanos. No fueron pocas las veces en que expresé: “Ustedes tienen un corazón enorme: además de conservar y cuidar toda la música colombiana y latinoamericana, guardan en él, amorosamente, la inmensa música de mi país.”

 

A modo de ensayo –y pienso que no reúne siquiera los requisitos para serlo- he intentado una caracterización de cuanto significa para Colombia, y también para Cuba, el amplísimo movimiento del coleccionismo musical. Me enorgullece exponerlo en ocasión de un nuevo festival Boleros de Oro en La Habana, donde los melómanos y expertos colombianos del disco intervienen con una amplia representación dentro del Coloquio Internacional.

 

En un documento se lee: “ACME no pisa la música, la comparte. Del egoísmo no nos queda nada; por el contrario, no permite que se conozcan nuestros artistas favoritos (...) A la tumba no nos llevamos ni un solo disco.”[2] Una periodista afirma, casi como conclusión:

 

Ser un coleccionista consiste en eso: descubrir en la música los misterios que para otros oídos pasan desapercibidos (…) no es un oficio para despistados.

(…) es también ir más allá de lo que ves en una carátula. (…) Pero ser un coleccionista es también eso: un oficio de seres obstinados.[3]

 

Sancti Spíritus, Cuba, junio – agosto de 2016


 

[1] Asociación de Amigos, Coleccionistas y Melómanos de Cali (ACME): Boletín Nº 37, p. 4.

[2] Jaime Suárez Cuevas en uno de sus trabajos para ACME.

[3] Lucy Lorena Libreros: “Isidoro Corkidi, memorias de un melómano consumado”.

 

FUENTES DE INFORMACIÓN

 

Asociación de Amigos, Coleccionistas y Melómanos de Cali (ACME): Cali, Boletín Nº 35, enero de 2016; Boletín Nº 37, marzo de 2016.

__________________________________________________________: CD 15 Aniversario ACME, 22 de noviembre 1999-2014. Muestra gratuita como obsequio.

_________________________________________________________: CD Música del Recuerdo. Audición 176, 7 de mayo de 2016. Edición limitada para socios.

Corporación Club Sonora Matancera: Boletín Nº 30 (Antioquia), agosto-septiembre de 2009.

Festival Internacional del Bolero: XIII Encuentro Nacional de Coleccionistas, Riohacha, 2013. Disponible en: http://www.festivalinternacionaldelbolero.com/index.php/convocatorias (Consulta: 15 de julio de 2014).

García Orozco, Rafael María: “Una retrospectiva musical de las Ferias de Cali en este nuevo siglo”. Comunicación al autor. 12 de enero de 2016.

Lorena Libreros, Lucy: “Isidoro Corkidi, memorias de un melómano consumado” en El País (Cali), 29 de diciembre de 2015. Disponible en: http://www.elpais.com.co/ (Consulta: 10 de enero de 2016).

Redacción El Tiempo: “Con cerca de mil canciones, 150 coleccionistas de música celebraron los 471 años de Cali”, en El Tiempo (Bogotá), 27 de julio de 2007. Disponible en: http://www.eltiempo.com/ (Consulta: 8 de agosto de 2016).

Tabares H., Lida Ximena: “Coleccionan más que discos”, en El Mundo (Medellín), 29 de diciembre de 2005. Disponible en: http://www.elmundo.com/ (Consulta: 8 de agosto de 2016).

Unión Nacional de Melómanos y Coleccionistas de Música Afrolatina: Sitio web disponible en: http://unimelcolombia.jimdo.com/ (Consulta: 8 de agosto de 2016).

 

Wikipedia, la enciclopedia libre: Disponible en: http://www.wikipedia.org/

LITERATURA Y MÚSICA

 

Por Mario Zaldivar Rivera *

¿Alguien ya habló de Litúsica? Literatura y música, un campo neutro donde ficciones y melodías comparten elementos. Algunas novelas han dado origen a canciones de éxito y no pocas piezas musicales han prestado sus versos para dar nombre a obras literarias. Por ejemplo, la escritora mexicana Ángeles Mastretta tomó el título de uno de los pocos tangos que compuso Agustín Lara, para identificar la novela que la presentó a los lectores del continente: “Arráncame la vida” o Sealtiel Alatriste, quien bautizó su novela con el nombre del viejo bolero, “Quinto patio”, de Luis Arcaráz. A la inversa, la novela “Cien años de soledad”, de García Márquez, dio origen a la famosa cumbia, “Los cien años de Macondo”, del grupo “Los ocho de Colombia” en la voz de Gustavo Quintero. 

Luz Dary Padredrin y Daniel Santos en Cali - 1971.
Luz Dary Padredrin y Daniel Santos en Cali - 1971.

Pero la Litúsica va más allá. En uno de los tantos viajes que hiciera el cantante y compositor puertorriqueño Daniel Santos a Medellín, Colombia, solicitó un taxi que lo llevara del hotel al sitio donde le correspondía hacer su actuación. De camino, el taxista identificó al  ilustre pasajero y preguntó:

 

-¿Usted es Daniel Santos?

 

-Sí señor.

 

-¿Sabe que aquí en Colombia tenemos a un escritor muy famoso llamado Gabriel García Márquez?

 

-Claro, lo conozco, es mi amigo.

 

-Pues dice el Gabo, como lo conocemos aquí, que cuando usted se muera, él va a escribir su biografía.

 

-Pues dígale al hijo de puta del Gabo que primero se va a morir él. 

 

Este es uno de los tantos enlaces misteriosos que existen entre la música y la literatura y viceversa, un tanto relacionado con la declaración que dio García Márquez,  ya con el Premio Nobel en el bolsillo: “Yo admiré tanto al cantante cubano Bienvenido Granda, conocido como El bigote que canta, que me he dejado crecer el bigote a su estilo y aquí en México, en una época me llamaban El bigote que escribe”. Es un hecho que García Márquez es el Premio Nobel de literatura que más ha escrito sobre la música popular latinoamericana, con énfasis en la del Caribe.

El Bigote que Canta.
El Bigote que Canta.

Como si fuera una saga del cantante cubano, Sergio Ramírez narra lo siguiente en su novela “Margarita, está linda la mar”, página 41: 

 

“-¡Ningún mariscal, señores, ningún niño tampoco! ¡Frente a ustedes está Rubén Darío! – dijo un muchacho moreno de bigote frondoso y labios gruesos, que había depositado a sus pies una valijita de cartón comprimido, de chapas herrumbradas.

 

-¡Bienvenido Granda en persona, el bigote que canta! – le dijo la marchanta Catalina Baldelomar, mirándolo de pies a cabeza - ¿Anda también por aquí la orquesta de La Sonora Matancera, Bienvenido?”

 

Guillermo Cabrera Infante tiene más páginas musicales que García Márquez, pero no tuvo el Premio Nobel; sí el Premio Cervantes que lo acerca en alguna medida. Al inicio de los años noventa, Cabrera Infante escribió un libro de cuentos llamado, “Delito por bailar el chachachá”, nombre heredado del enorme éxito bailable de la orquesta Aragón, desde luego en ritmo de chachachá. Sin embargo, el cubano fue más lejos con la cantante Freddy, personaje de su libro, “Ella cantaba boleros”. Fredesvinda García Valdés, Freddy, fue una mulata descomunal, que cantaba descalza porque no había zapatos a su medida,  empleada doméstica, quien en sus horas libres cantaba en algún bar habanero; llegó a ser famosa, grabó un LP y falleció en Puerto Rico. Todo lo que Cabrera Infante escribió sobre música quedó en un libro de 400 páginas titulado, “Mi música extremada”.

 

Leonardo Padura, escritor cubano recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, ya había publicado un libro sobre los personajes de la salsa. En su novelística policíaca retoma un viejo tango de los hermanos Virgilio y Homero Expósito, “Vete de mí”, para entresacar un verso de esta melodía y dar título a su novela: “La neblina del ayer”. En todas las novelas de Padura existen referencias  a canciones y cantantes de diversos géneros y nacionalidades, como una constante de la literatura cubana.


La novela de costumbres cubanas, “Cecilia Valdés”, 1839, de Cirilo Villaverde, dio origen a la zarzuela homónima, del músico Gonzalo Roig, aunque el compositor Ernesto Lecuona también se inspiró en esa novela para componer su zarzuela, “María la O”. La escritora Mayra Montero publicó una novela llamada, “Como un mensajero tuyo”, basada en las presentaciones del tenor Enrico Caruso en la ciudad de La Habana, allá por 1920, actuaciones llenas de peripecias, como el estallido de una bomba en escena y los ataques de pánico escénico de Caruso, sustituido por el tenor costarricense, Melico Salazar.


El novelista argentino Osvaldo Soriano cultivó el tango en sus novelas de desgarramiento urbano, en los momentos más críticos de la historia reciente de su país. Dos de sus novelas llevan nombre de letra de tango: “No habrá más penas ni olvido”, de la melodía de Gardel y Lepera, “Mi Buenos Aires querido” y otra novela de corte existencial, “Una sombra ya pronto serás”, proveniente de un verso del tango “Caminito”. Soriano volvió a los personajes de la música argentina en tres libros de ensayo.

Navidad con Billo Frómeta.
Navidad con Billo Frómeta.
Noro Morales y Frank Sinatra - 1944.
Noro Morales y Frank Sinatra - 1944.

El libro de Miguel de Cervantes, “Don Quijote de La Mancha”, originó el espectáculo musical de Broadway, 1965, conocido como “El hombre de La Mancha”, cuyo tema, “El sueño imposible” destacó en la voz de Matt Monroe. El músico dominicano – venezolano Billo Frómeta creó la marcha “Don Quijote”, grabada por la famosa orquesta Billo´s Caracas Boys y Joan Manuel Serrat musicalizó el poema de León Felipe, “Vencidos”, donde se cuenta la derrota del caballero andante y su triste regreso a casa.


La novela de Mark Twain “Las aventuras de Huckleberry Finn” inspiró al músico Henry Mancini para componer el tema “Moon river”, de enorme éxito en la voz de Frank Sinatra. La célebre novela del inglés Graham Green propició una de las piezas instrumentales más destacadas del siglo pasado: “El tercer hombre”, autoría del vienés Anton Karas. La novela, “Zorba, el griego”, publicada en 1946 por el escritor  Nikos Kazantzakis es menos conocida que su tema musical, compuesto por Mikis Theodorakis. La novela “La colmena” del español Camilo José Cela no solo fue llevada al cine, también tuvo una canción con letra provocativa, como es en esencia la novela, compuesta por el argentino Alberto Cortéz.

Joan Manuel Serrat.
Joan Manuel Serrat.

Ya sabemos que Serrat le puso música, con diverso éxito, a los poemas de Antonio Machado, Miguel Hernández, León Felipe y Mario Benedetti, entre otros, pero Jorge Luis Borges lo hizo al revés: elaboró tiradas de versos para que Astor Piazzolla y Jairo las interpretaran como tangos y milongas. Los versos de José Martí han sido cantados en varios idiomas al son de la Guantanamera, al punto de que el gran público las asocia como una sola, cuando vienen de distintos autores. Como si fuera poco, el premio de novela Alfaguara 2015 recayó en la obra de la chilena Carla Guelfenbein, “Contigo en la distancia”, nombre de uno de los boleros emblemáticos del filin cubano, autoría de César Portillo de la Luz.


Costa Rica tiene dos casos interesantes. La cantante Chavela Vargas tituló sus memorias, “Y si quieren saber de mi pasado”, verso de la ranchera “Un mundo raro”, del mexicano José Alfredo Jiménez. El segundo caso es de antología. El maestro Otto Vargas hizo una canción inspirada en la exitosa novela del escritor nacional José León Sánchez, “La isla de los hombres solos”. Fue contratada por el periodista José Luis “el Rápido” Ortiz, en ese momento director de Radio Monumental, para la versión radial de la novela. Cuando la pieza se grabó en los estudios de INDICA, José León Sánchez estaba presente y felicitó a Otto Vargas por haber condensado con tanta fidelidad el contenido de la novela, en una melodía que tan solo dura tres minutos. Otto Vargas me confesó que nunca leyó la novela. 

Si tuviésemos que nombrar al santo patrono de la Litúsica sería el escritor cubano Alejo Carpentier, novelista y musicólogo, quien escribió su novela “El acoso” con estructura de sonata. Además, escudriñó el origen de la música en “Los pasos perdidos”. Otros títulos de sus novelas apelan a la música: “El arpa y la sombra”, “Concierto barroco” y “La consagración de la primavera”. Carpentier es el autor del libro, “La música en Cuba”, texto iniciático de todos los investigadores de la música del Caribe y de alguna forma, es el novelista más barroco en el manejo del lenguaje, pero el más simplista en el trato con la música.


En fin, si un día de estos, usted va a dar una charla sobre los vasos comunicantes que existen entre la literatura y la música, tenga a mano todos los discos posibles y un solo libro: “Cien años de boleros” de Jaime Rico Salazar.

 

Mario Zaldívar.

Novelista e investigador musical. 

* Mario Zaldivar Rivera, escritor, investigador musical y melómano de Costa Rica, integrante del Club Sonora Matancera de Antioquia.

Bienvenido Granda: "El Bigote que Canta"

 

Centenario de su Natalicio

BIENVENIDO GRANDA: EL BIGOTE QUE CANTA

 

Por: Jaime Suárez Cuevas* – Agosto 30 de 2015.

 

Artículo preparado con motivo del centenario de Rosendo Bienvenido Granda Aguilera, “El Bigote que Canta”, actividad a celebrarse en Cali (Colombia) en “La Casa del Melómano”, el domingo 30 de agosto de 2015.

 

SUS INICIOS

 

Bienvenido nació en La Habana (Cuba), el 30 de agosto de 1915, en el barrio Jesús María, por lo tanto era amaliano, gentilicio de los nacidos en ese humilde y popular sector de La Habana, creció con esfuerzo y con las carencias que le deparó su situación social, abandonó su hogar en la adolescencia y conformó un trío juvenil con el que cantaba tangos, era admirador de Carlos Gardel, a sus 13 años hacia 1928 ya cantaba formalmente.

 

En 1936 es reclutado por el famoso Septeto Nacional, fundado por Ignacio Piñero en 1927, con este célebre grupo Bienvenido grabó sus dos primeros temas “A gozar la conga” y “Juramento en la tiniebla” e hizo dúos para otros nueve temas.

Bienvenido Granda, sin bigote - Septeto Nacional - 1936.
Bienvenido Granda, sin bigote - Septeto Nacional - 1936.

Con el Septeto Nacional estuvo desde junio de 1936 hasta julio de 1937, una vez se retira del septeto estuvo deambulando y perseverando sin rumbo fijo, hasta que en 1939 el músico Mariano Oxamendi lo invita a ingresar al Septeto Carabina, en donde estuvo cantando sin llegar al acetato.

 

Hacia 1941 se sucede un acercamiento con el famoso Trío de Servando Díaz y con Bienvenido Granda logran grabar en mayo de 1941 dos piezas el bolero “Feliz viaje” y la guaracha “Majadera”, con este trío no llegan a actuar y solamente hacen estas grabaciones, que al parecer fueron más, pero no se han logrado determinar.

 

LA SONORA MATANCERA

 

Su ingreso a la ya famosa Sonora Matancera lo propició el hijo del director del conjunto en ese momento, Humberto Cané, hijo de don Valentín Cané, quien arregló el comienzo de Bienvenido en el ya llamado Conjunto Sonora Matancera, sucedió el 16 de diciembre de 1945, Humberto ya había escuchado a “El Bigote que Canta” y su fraseo lo había impresionado, hasta ese momento Bienvenido no lograba posicionarse artísticamente, debutó con los yumurinos a sus 30 años de edad en la localidad de El Rincón sector rural de La Habana, conmemorando las festividades de San Lázaro.

Con el ingreso de “El Bigote que Canta”, el elenco del conjunto de Matanzas quedó integrado así: Valentín Cané, director y tumbadora, Rogelio Martínez, guitarra y coro, Carlos Manuel Díaz, maracas y coro, Bienvenido Granda, clave, coro y cantante de planta, Lino Frías, piano, José Chávez, timbalitos, Pablo Vásquez, bajo, Calixto Leicea trompeta y Pedro Knight, trompeta.

Bienvenido Granda y la Sonora Matancera - 1950.
Bienvenido Granda y la Sonora Matancera - 1950.

Para 1946 en el sello Panart de Ramón Sabat, realiza sus primeros registros comerciales con la Sonora Matancera, así.

 

1. Dice mi gallo, compositor Ivan Fernández, Guaracha.

2. El cuento del sapo, compositor Félix Cárdenas, Guaracha.

3. Echa pa’ lla chico, compositor Calixto Leicea, Guaracha.

4. La ola marina, compositor Virgilio González, Guaracha.

5. Acomodando, compositor Félix Cárdenas, Guaracha.

6. Camina Juan pescao, compositor Orestes López, Guaracha.

7. Yo pico un pan, compositor Félix Cárdenas, Guaracha.

8. Quiero un sombrero, compositor Eduardo Saborit, Guaracha.

9. Pin pin, compositor Luciano Pozo, Guaracha.

10. El cuero va a cantar, compositor José Casamar, Guaracha.

11. Jamaquéate, compositor José Claro Fumero, Guaracha.

12. Tacoronte dice, compositor Rodríguez Fiffé, Guaracha.

13. Se formó la rumbantela, compositor Calixto Leicea, Guaracha.

14. El cua cua, compositor América Romero, Guaracha.

15. Vamos a ver la rueda, compositor, Calixto Leicea, Guaracha.

16. Facundo, compositor Eliseo Grenet, Bolero Son.

17. Rumbambaramba, compositor Calixto leicea, Guaracha Rumba.

18. Champoo de cariño, compositor Pepé Delgado, Guaracha.

19. Machuquillo, compositor José Claro Fumero, Son Montuno.

20. La casita de papel, compositor Francisco Codoñer, Guaracha.

21. El chismecito de moda, compositor Jesús Guerra, Guaracha.

22. Silverio, Facundo y la luna, compositor Ñico Saquito, Guaracha.

23. La televisión, compositor José Carbó Menéndez, Guaracha.

24. La vaca lechera, compositor Fernando García, Guaracha.

25. Una rosa de Francia, compositor Rodrigo Prats, Canción Bolero.

26. Se cansa uno, compositor José Antonio Méndez, Son.

27. Como tú y yo, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

28. Pugilato, compositor José Casamar, Guaracha.

29. El alacrán, compositor Antonio Rodríguez, Guaracha.

30. Tú fracaso, compositor José González Giralt, Bolero.

31. Hebras de plata, compositor Calixto Leicea, Bolero.

32. Linda mujer, compositor Nano Rodrigo, Guaracha Son.

 

La Sonora Matancera tenía contrato de exclusividad con la casa editora Panart y Bienvenido fungía como cantante de planta, era la época de consolidación del conjunto, el sello Panart no era una marca conocida en Latinoamérica por aquella época y se difundía o vendía solamente en Cuba, los temas eran conocidos a través de la emisora El Progreso Cubano, que entraba con fuerza por la cuenca del caribe, cuando el conjunto se vincula a la casa Seeco, allí es donde se comienzan a popularizar sus canciones, ya que esta editora musical tenía subsidiarias en los países latinoamericanos, como por ejemplo en Colombia con Discos Fuentes de Medellín.


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Grabaciones hacia 1947, también sello Panart:

 

33. Que jelengue, compositor José Antonio Méndez, Guaracha Son.

34. Como me da la gana, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

35. Manteca, compositor Estanislao Serviá, Guaracha.

36. Vacilón, compositor Oswaldo Gainza, Guaracha.

37. Boda gris, compositor Plácido Acevedo, Bolero.

38. El rumbón, compositor José Casamar, Rumba.

39. María bonita, compositor Agustín Lara, Guaracha.

40. Se acaba el mundo, compositor Frank Pérez, Son Montuno.

41. No me eches a mí la culpa, compositor Pedro Flores, Guaracha.

42. Amor del alma, compositor Orestes Santos, Bolero.

43. El bobo de la yuca, compositor Marcos Perdomo, Guaracha.

44. Palito de tendedera, compositor Carlos Santacruz, Son Montuno.

Bienvenido Granda - Amor de Cabaret.
Bienvenido Granda - Amor de Cabaret.

Por el año 1948, llegan a la Habana los hermanos Joseph y Trudy, procedentes de New York, a La Tropical, salón de baile en donde actuaba la Sonora Matancera, ese día actuaba la sonora, les gustó tanto el grupo que convencieron a Rogelio Martínez para grabar en la empresa disquera de su padre, dado que se tenía contrato de exclusividad con la Panart, las grabaciones se hicieron a nombre del Conjunto Tropicavana, para el sello Stinson.

 

Grabaciones para 1948, sello Stinson:

 

45. En el Tibiri Tabara, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

46. Vive como yo, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

47. Pa’ fricase los pollos, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

48. Romance del campesino, compositor Roberto Cole, Guaracha.

49. Se acaba el mundo, compositor Frank Pérez, Son Montuno.

50. Pugilato, compositor José Casamar, Guaracha.

51. Que lengua más larga, compositor José Casamar, Guaracha Son.

52. Bigote de gato, compositor Jesús Guerra, Guaracha.

53. Conga en la calle, compositor Calixto Leicea, Guaracha Conga.

54. Si alguna vez volviera, compositor Iván Fernández, Bolero.

55. Amor del alma, compositor Orestes Santos, Bolero.


56. Palito de tendedera, compositor Carlos Santacruz, Son Montuno.

57. Ven pronto, compositor Bobby Collazo, Bolero Mambo. 

58. El bobo de la yuca, compositor Marcos Perdomo, Guaracha.

59. La vida es un sueño, compositor Arsenio Rodríguez, Bolero.

60. Larán larán, compositor Carlos Santacruz, Guaracha.

61. Soy tú destino, compositor Isolina Carrillo, Bolero.

62. Cuco cheche malo, compositor Otilio Portal, Guaracha.

63. Feliz viaje, compositor Arsenio Rodríguez, Bolero.

64. El billetero del frente, compositor Israel López, Mambo.

65. El que canta, compositor Daniel Santos, Bolero.

66. Péinate ese crespito María, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

67. Vencida, compositor Lino Fías, Bolero.

68. Mis noches son años, compositor Pablo Cairo, Bolero.

69. Lo que es la rumba, compositor Daniel Santos, Rumba.

70. No me formen líos, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

71. Me alejaré, compositor Bienvenido Granda, Bolero.

72. Felicidades, compositor Antonio Sánchez, Bolero Son.

73. Traigo un tono, compositor Calixto Leicea, Guaracha.

74. Mi dolor, compositor Bienvenido Granda, Bolero.

75. Y soy loco, compositor Alberto González, Guaracha.

76. Vendrás, compositor Luis Reyes, Bolero.

77. Fiesta brava, compositor Daniel Santos, Rumba Flamenca.

78. El cojo del boquerón, compositor Alejandro Mustelier, Guaracha.

79. Que cuchi cuchi, compositor René de la Ossa, Guaracha.

80. Ni me quieres ni te quiero, compositor Eliseo Grenet, Guaracha.

81. También te esperaré, compositor Ramón Escobar, Bolero.

82. Cabio sile Changó, compositor Facundo Rivero, Afro.

83. Ya vendrás tú lo verás, compositor Arsenio Rodríguez, Bolero.

84. Al fin llegaste, compositor Neno González, Bolero.

85. Bartolo suelta el saco, compositor Jesús Guerra, Guaracha.

86. Botaron la pelota, compositor Pedro Flores, Guaracha.

87. Comprensión, compositor Cristóbal Doval, Bolero.

88. El ajiaco, compositor Mariano Sánchez, Guaracha.

89. Kun kun kun, compositor Hilario Ariza, Son.

90. No me agites, compositor Alfredo Boloña, Guaracha.

91. No me eches a mí la culpa, compositor Pedro Flores, Guaracha.

92. Por qué, compositor Máximo Rivera, Bolero.

93. Se formó la bronca, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

94. Tengo una cosita, compositor Pablo Cairo, Son Montuno.

95. Yo la mato, compositor Pedro Flores, Guaracha.

 

Sobre estas grabaciones Stinson se debe recordar que hubo otras sesiones de grabación hasta totalizar 60 canciones, en su momento el coleccionista caleño Humberto Corredor, quien rescató estas bellas joyas, era el propietario de la producción de la Sonora Matancera para la firma Stinson.

Ese mismo 1948, le correspondió a Bienvenido Granda acompañar en el coro al gran cantante boricua Daniel Santos, fue así como se estructuró uno de los coros de mayor consistencia en la música cubana: Bienvenido, Rogelio y Caito.


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Grabaciones Panart 1948:

 

96. Puntillita, compositor Félix Cárdenas, Son Montuno.

97. Romance del campesino, compositor Roberto Cole, Guaracha.

98. Esa sí es cheque, compositor Jesús Guerra, Guaracha Son.

99. Dale Pepe, compositor Senén Suárez, Son.

100. Si alguna vez volviera, compositor Iván Fernández, Bolero.

101. La cleptómana, compositor A. Acosta, Bolero.

102. Qué lengua más larga, compositor José Casamar, Guaracha.

103. La raspa, compositor Ignacio García, Guaracha.

104. Pasión extraña, compositor Bienvenido Granda, Bolero.

105. Baila con ella, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

106. Sin dinero, compositor Ramón Hernández, Bolero.

107. De todas formas van a hablar, compositor Tomás Arche, Guaracha.

108. Mi dulce amante, compositor Elvio Neira, Guaracha.

109. Mira que viva e, compositor Tomás Arche, Guaracha.

110. Esa sí es cheque, compositor Jesús Guerra, Guaracha.

Bienvenido Granda en Nicaragua - 1957.
Bienvenido Granda en Nicaragua - 1957.

Grabaciones en 1949, sello Ansonia:

 

111. Allí donde tú sabes, compositor Luis Marquetti, Bolero.

112. Tumba y quinto, compositor Ernestina Suárez de Leicea, Guaracha.

113. La chiqui bamba, compositor Aldo Carranza, Guaracha.

114. Que Dios te perdone, compositor Gloria Macías, Bolero.

115. Lo de moda, compositor Ernestina Suárez de Leicea, Guaracha.

116. Dejaste, compositor José González Giralt, Bolero.

117. Cuando siento mí son, compositor Jesús Guerra, Guaracha.

118. Ya se peinó María, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

119. Quiereme un poquito, compositor Frank Pérez, Bolero Mambo.

120. En tú busca, compositor Severino Ramos, Bolero.

121. Se rompió el muñeco, compositor José González Giralt, Guaracha.

122. A la united café, compositor Ángel Duarte, Bolero Mambo.

123. A medianoche empieza la vida, compositor Pablo Cairo, Bolero Mambo.

124. Arrepentida, compositor José González Giralt, Bolero.

125. Babarana, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

126. Callejera, compositor Carlos Crespo, Bolero.

127. Dónde están los rumberos, compositor Mercedes Valdés, Guaracha.

128. El pipisigallo, compositor Pablo Cairo, Guaracha.

129. Mi dulce amante, compositor Elvio Neira, Son Mambo.

130. Oro falso, compositor Arturo Rodríguez, Bolero.

131. Pasión extraña, compositor Bienvenido Granda, Bolero.

132. Qué cinturita, compositor Walfrido Guevara, Guaracha.

 

Sello Seeco, grabaciones 1949:

 

133. Tocando madera, compositor Tony Fergo, Guaracha.

134. Nuestra realidad, compositor Walfrido Guevara, Bolero.

Grabaciones en 1950, para el sello Seeco:

 

135. El velorio, compositor Rubén Escobar, Guaracha.

136. Yo la quiero conocer, compositor Osvaldo Estivill, Bolero Mambo.

137. Hay que dejarse de cuentos, compositor Ángel Duarte, Guaracha.

138. Solo contigo, compositor Antonio López Martin, Bolero.

139. Mi bandera, compositor Bienvenido Granda, Bolero Guajira.

140. El bebop no tienen swing, compositor Ángel Duarte, Mambo.

141. Miedo, compositor Arturo Rodríguez Ojeda, Bolero.

142. Ocanasordi, compositor Carmelina Kessell, Guaguancó.

143. Otra copa, compositor José González Giralt, Bolero.

144. Oye este mambo, compositor Lino Frías, Mambo.

145. Espérame, compositor Severino Ramos, Bolero.

146. La diosa de la rumba, compositor Julio Blanco Leonard, Rumba.

147. Con cuanto amor, compositor Alberto Villalón, Bolero.

148. Ya se rompió el coco, compositor Joaquín Mendivel, Guaracha.

 

Grabaciones año 1951, para el sello Seeco:

 

149. Angustia, compositor Orlando Brito, Bolero.

150. Pan de piquito, compositor Lino Frías, Guaracha.

151. Color de alheli, compositor Jesús Martínez Leonard, Bolero Mambo.

152. Sun sun ba bae, compositor Rogelio Martínez, Guaracha.

153. Báilame el mambo, compositor Jesús Guerra, Guaracha Mambo.

154. Y del Vedado qué, compositor Jacinto Ledo, Guaguancó.

155. En la orilla del mar, compositor José Barros, Bolero.

156. A bailar, compositor Alberto González, Guaracha.

157. Boletera, compositor Luis Marquetti, Bolero.

158. Ya soy feliz, compositor Juan José Trujillo, Bolero Mambo.

159. Ten piedad, compositor Bienvenido Granda, Bolero.

160. Qué es el amor, compositor Sebastián Morera, Bolero Mambo.

161. Indecisión, compositor Raúl García, Bolero.

162. Bonifacio, compositor René Marques Rojo, Mambo.

163. Señora, compositor Orestes Santos, Bolero.

164. Nostalgias, compositor Carlos Eleta Almarán, Bolero.

165. Sarará, compositor Evaristo Aparicio, Guaracha.

166. No toques ese disco, compositor Mario de Jesús, Bolero.

167. Cántala con su tambo, compositor Jesús Martínez Leonard, Guaracha.

168. Por qué finges así, compositor Manuel Sánchez, Bolero.

169. El mambito, compositor Hilario Ariza, Mambo Son.

170. El pai y la mai, compositor Daniel Santos, Seis Chorreao.

Bienvenido Granda y Orquesta Maryval en Costa Rica - 1955.
Bienvenido Granda y Orquesta Maryval en Costa Rica - 1955.

Por aquel tiempo, la Sonora Matancera  participa durante 5 años, en la cadena radial Circuito CMQ, situada en La Habana en Vedado L y 23, Daniel y Bienvenido coincidencialmente grabaron los siguientes fonogramas en estudio y por separado: Al fin llegaste, Bigote de gato, Larán larán, Pa’ fricase los pollos, El que canta, Ya se peinó María, En el tibiri tabara, Fiesta brava, Vive como yo, Yo la mato, El ajiaco, Kun kun kun y Amor del alma.


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Grabaciones en el año 1952, sello Seeco:

 

171. Mambo para las niñas bonitas, compositor Jesús Guerra, Bolero Mambo.

172. Corazón sin fe, compositor Calixto Leicea, Bolero.

173. Rumba rica, compositor Pablo Cairo, Guaracha Rumba.

174. Hay vistas que tumban cocos, compositor Calixto Leicea, Guaracha.

175. Mi vida es romántica, compositor Regino Carnica, Bolero.

176. No te diré te quiero, Compositor Jorge Zamora, Bolero.

177. Celos que matan, compositor Arturo Rivas, Bolero.

178. Espera un rato más, compositor Calixto Leicea, Bolero.

179. Ahora sí que vengo sabroso, compositor Gregorio Montesinos, Guaracha.

180. Las muchachitas del chachachá, compositor Calixto Leicea, Guaracha.

181. Atrevida, compositor Justi Barreto Blanco, Bolero Mambo.

182. La canción del borracho, compositor Walfrido Guevara, Bolero.

Bienvenido Granda y Orquesta de Yoyo Casteleiro - 1957.
Bienvenido Granda y Orquesta de Yoyo Casteleiro - 1957.

Grabaciones en 1953, sello Seeco

 

183. Óyeme André, compositor Julio Brito, Capricho Mambo.

184. Florecilla de amor, compositor Porfirio Golibart, Bolero Son.

185. Ojos malos, compositor Rigoberto Martínez, Bolero.

186. Hoy se más, compositor Julio Blanco Leonard, Bolero.

187. En la cumbancha, compositor Jorge Zamora, Guaracha.

188. Rico guaguancó, compositor Leopoldo Ulloa, Guaguancó.

188. Tú precio, compositor Pablo Lango, Bolero.

190. Eso se hincha, compositor Pablo Cairo, Son Montuno.

191. Calla, compositor Pablo Lango, Bolero.

192. Qué dichoso es, compositor José Slater Badam, Guaguancó.

193. Cuando no estás, compositor José Slater Badam, Bolero.

194. Micaela, compositor Raúl Guillaume, Merengue Haitiano.

195. Estás como mango, compositor Severino Ramos, Son Montuno.

196. Después que pasas, compositor Calixto Leicea, Bolero Mambo.

197. Soñando contigo, compositor Vedasto Acosta, Bolero Mambo.

198. P de parada, compositor Daniel Santos, Guaracha.

199. Morena, compositor Guy Dorosies, Bolero.

200. Bailarás, compositor Jesús Martínez Leonard, Son Montuno.

201. Encontré mí amor, compositor Severino Ramos, Bolero.

202. Por dos caminos, compositor Alvarito Lambertini, Bolero Tango.

203. Guaguancó en la timba, compositor Jacinto Ledo, Guaguancó.

204. Pecaste de infiel, compositor José Slater Badam, Tamborito.

205. Sujétate la lengua, compositor Eloy Oliva, Guaracha.


La grabación postrera de Bienvenido con La Sonora Matancera fue hecha el 9 de febrero de 1954 y fue la guaracha “Sujétate la lengua”, original del compositor cubano Eloy Oliva.

Hasta marzo de 1954 estuvo nuestro artista con la inimitable Sonora Matancera, la relación terminó al parecer porque el director del conjunto, don Rogelio Martínez, no aceptó que Bienvenido se trasladara a Colombia sin previo aviso y sin su consentimiento, estuvo 9 años desde 1945 hasta 1954.

 

CON RENÉ HERNÁNDEZ

 

Una vez desligado de la Sonora Matancera, Bienvenido, por recomendación de la casa Seeco, viaja New York a grabar con su compatriota el pianista René Hernández y hace sensacionales páginas musicales el 18 de mayo de 1954 así: Amor extraño, El gallo espuelérico, Hoy sé más, La paquetona, Las muchachitas del chachachá, Óyeme mamá, Quémame los ojos, Recordándote, Seré tú amigo, Te olvidé y Todo el mundo escucha y en 1962 graba: Cuca la loca, De rodillas, El merengue de San Juan, El tubo, En Brazil, Luna linda, Me gusta el gusto, Quiero, Siguió de ronda, Ten piedad, Tortura, Ven pollito y Wenceslao

 

Con el Conjunto Gran Habana, el 3 de febrero de 1955, en Cuba para la casa Seeco graba: Dime porqué, Pantaleón, Yo nunca podré olvidarte y Salvadores del mundo.

 

Con la Orquesta del pianista cubano Silvio Contreras, el 9 de mayo de 1955 y también en 1962, graba: Guajiriando, La semana, Noble soy, Renace el amor, Ritmo de mi Cuba y Se perder.

 

EN COLOMBIA

 

El desencuentro de Bienvenido con la Sonora Matancera fue ocasionado por su viaje a Colombia en 1954, regresa a Barranquilla en 1955 y entre julio y agosto de ese año, para discos Tropical y con La Sonora Tropical del maestro colombiano Juancho Esquivel, graba los siguientes temas: Carolina, Correspondida, Desastre, Desde que te dejé, El chupaflor, En tú carta, Grosera, La maquinita, La puya guamalera, La reina del guaguancó, Mi amarga decepción, Mi preferida, No creo en mujeres, No, no, no  que va, Quimbombó, Sueña piladora, Te llevo pa’ Magangué, Tú canción y Voy a echarte al olvido.

 

Ya en mayo de 1955 había dejado en el microsurco con la Sonora Antillana del tulueño Edmundo Arias, diez preciosas piezas de la discografía tropical, fueron grabados en la ciudad de Medellín para la casa Silver, en el coro participaron el caleño Chepito Giraldo y el vallecaucano Raúl López, aquí están las canciones: Amarga soledad, Chaleco y pantalón, Corazón sin puerto, Dolor de ausencia, El muñeco de la ciudad, Hay que casarse, Miénteme, No me hagas cosquillas, Qué che ché y Tú último adiós.

 

Para noviembre de ese 1955, se contacta al maestro Lucho Bermúdez por parte de la casa Silver, quien estaba de paso por Medellín, el maestro arma un conjunto al que denomina Sonora Silver y logran llevar al acetato los siguientes temas: Aunque pagues al cielo, Besos de hada, Consuélame, Dispénseme usted, Dos corazones, El peroné, Fango, Háblame y júrame, Hoy que te olvido, Mi gran tesoro, Mi mala estrella, Mil veces, No me lo niegues, No te debo querer, No trates de mentir, pa’ lante pa’ lante, Por mi mala estrella, Qué te pasó mi amor, Soñar y Te miro en la copa.

 

DESPEDIDA DE CUBA

 

 

Entre 1957 y 1958, Bienvenido graba junto al pianista cubano Eulogio “Yoyo” Casteleiro sus últimas grabaciones en Cuba, 24 canciones del recuerdo, las cuales fueron publicadas doce en 1958 y las otras doce en 1962, estos son los temas: Como ayer y hoy, Contéstame, Cuatro palabras, Don Camilo, En la cantina, Estás como mango, Fango, Juanita, La rosa del pantano, Lo que será, Lo voy a gritar, Maracangalha, Me equivoqué contigo, No, no ,no , no corazón, No sé cómo es, Ódiame, Pasión extraña, Por un capricho, Que sí que sí, Raíces venenosas, Ríete de mí, Si me dejas tú, Ten piedad y Viviendo una ilusión.

 


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EN VENEZUELA

 

En una de sus visitas a Venezuela hacia 1957, logra el 5 de marzo de ese año grabar con la famosa y reconocida Sonora Caracas y plasma en el microsurco los temas: Como baila, Corazón borracho, Se perder, Te miro en la copa, Vente mi negra, Ya el negro no puede, Es el amanecer, La bambaita, La primera, La rumba pa’ qui, La semana y Pobre José.

 

EN BRASIL

 

Bienvenido es uno de los pocos artistas de habla hispana reconocidos en Brasil, logra grabar sobre las mismas pistas del cantante Miltinho, eran pistas logradas con la Orquesta Latina del uruguayo Pocho Pérez, para el año 1964 deja su voz en los siguientes temas: Abrázame, Dedo de guante, Estoy pensando en ti, Palabra de cariño, Por qué no te quedas, Por qué no te vas, Quien quiero no me quiere, Ricos besos, Secreto, Soñar contigo, Todo de mí y Todo el mundo sabe.  En este gran país Bienvenido también grabó con la orquesta del brasileño Amancio Cardozo.

 

EN PERÚ

 

Para la empresa Industrias Eléctricas y Musicales Peruanas S. A., en 1966 Bienvenido grabó con el acompañamiento de la Sonora de Ñico Estrada, los temas fueron los siguientes: Amor de media noche, El pajarito, El pito del tren, La cumbia reina, Lavandera, Pasión extraña, Plegaria a la Virgen, Qué quieres tú de mí, Sentimental demás, Sinceridad y Soñar contigo.

 

EPILOGO

 

Dentro de la discografía reconocida de Bienvenido Granda se tiene que grabó con la Sonora Matancera 205 temas y con otras agrupaciones grabó más de 447 temas, para un total de 652 canciones dejadas en casas musicales, no todos los temas están referenciados en este trabajo, se trató de dejar los de mayor popularidad y que le dieron fama a nuestro artista, sin menospreciar sus otras grabaciones que son dignas de ser escuchadas y que deben ser consideradas en otra semblanza más completa.

 

Otros grupos con los que grabó nuestro artista fueron: Sonora Mexicana de Rómulo Morán, Conjunto Ritmo de Oro de Agustín Martínez, Orquesta de Rodolfo Manzano, Sonora Veracruz de Pepe Vallejo, Orquesta de Francisco Moraes, Mariachi Oro, Sonora Azteca, Conjunto Tropical de Angelito, Tropicana Azteca de Miguel Ruiz, Sonora de Salomón Jiménez, Cuarteto Marcano, Conjunto de Armando Manzanero, Sonora de Alex Sosa, Las Estrellas del Trópico y el Mariachi Oro y Plata de Pepe Chávez.

 

Según los entendidos en la música de “El Bigote que Canta”, el tema que le deparó mayores satisfacciones y ventas fue y ha sido  “En la orilla del mar”, cuya autoría aún está en disputa, según el experto matancerologo, Héctor Ramírez Bedoya, el autor es el cubano José Berroa, pero algunos melómanos colombianos aseguran que el verdadero autor es el colombiano José Barros.

 

Bienvenido Granda falleció en México su patria adoptiva a los 68 años, el día 9 de julio de 1983, sea esta la ocasión para que los melómanos le rindamos tributo a este gran cantante habanero, que nos ha deleitado por siempre con su música, tributo con motivo de su centenario este domingo 30 de agosto de 2015.

BIBLIOGRAFÍA

 

LAM, RAFAEL: “Polvo de Estrellas”, Ediciones Adagio, La Habana, 2008, p. 37-40.

 

GIRO, RADAMES: “Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba”, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2007, Tomo2, p. 173.

 

OROVIO, HELIO: “Diccionario de la Música Cubana”.  Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981.

 

DIAZ AYALA, CRISTOBAL: “Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana”, Universidad de La Florida, Miami, 2002.

 

PORTACCIO FONTALVO, JOSÉ: “Ochenta Años de la SONORA MATANCERA”, Disformas Triviño LTDA, Bogotá, 2004.

 

RAMIREZ BEDOYA, HÉCTOR: “BIENVENIDO GRANDA, El Bigote que Canta”, Impresos Begón Ltda., Medellín, 2011.

 

GARCÉS HERAZO, LUIS RAMÓN: “Antología Musical del Caribe Americano”, Opciones Gráficas Editores Ltda., Bogotá, 2012.

 

LAM, RAFAEL: “Los Reyes de la Salsa”, Colección Cinquillo, Editorial José Martí,  La Habana, 2011.

 

RAMIREZ BEDOYA, HÉCTOR: “Historia de la Sonora Matancera y sus Estrellas”, Impresos Begón, Medellín, 1998.


* Jaime Suárez C., asociado a la Corporación Club Sonora Matancera de Antioquia; a la Asociación de Amigos, Coleccionistas y Melómanos de Cali –ACME- y Secretario de UNIMEL, Unión Nacional de Melómanos y Coleccionistas de Música Afrolatina.  e-mail: jaisuarez@emcali.net.co


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El pipisigallo (Pablo Cairo) Bienvenido Granda y Sonora Matancera - Guaracha - 1949.

Te olvidé (Antonio María Peñaloza) Bienvenido Granda y René Hernández - Guaracha - 1954.


 

José María Vargas Vila y el cancionista Daniel Santos

 

Por: Arnold Tejeda Valencia*

 

FRONTAL DE CARATULA DEL LP No. TRLP 4510, DANIEL SANTOS CON GUITARRAS.
FRONTAL DE CARATULA DEL LP No. TRLP 4510, DANIEL SANTOS CON GUITARRAS.

Nadie ha desconocido la calidad artística de Daniel Santos (1916-1992). Su potente voz de tenor, expresada en el cancionero popular a través  muchos ritmos, desde los románticos hasta los más movidos para bailar, se ha escuchado, como las de Gardel y Sinatra, en todo el Continente americano. Ídolo entre los ídolos, aún es recordado, con profunda pasión, por melómanos y coleccionistas de sus discos. Las féminas, que lo veían como un hombre  afortunado por su arrolladora popularidad, lo idealizaron hasta el extremo de convertirlo en un símbolo del macho enamoradizo que pasó gran parte de su vida entre catres y sábanas olorosas con los más finos perfumes. Su vitalidad, tanto en lo artístico como en lo amoroso, siempre sorprendió a los que les rodeaban.

 

Su vida, en modo alguno, fue fácil. El haber transitado por convulsionados mundos donde lo moral no era un imperativo, se convirtió en un borracho empedernido, en un chulo de bien ganada fama y en un aficionado a las drogas, además de un  incorregible perseguidor de faldas. Con semejante vivir, nunca fue un modelo de buenas costumbres, un hombre ético para mostrar, pero artísticamente un cantante y compositor de mucha valía, lo que le sirvió para ser tenido en cuenta entre los grandes personaje de la historia musical del siglo XX en América.

 

Políticamente, Daniel Santos fue un fervoroso activista, en su natal Puerto Rico, de aquellas ideas nacionalistas que también concibieron y practicaron sus compañeros de arte Rafael Hernández, Pedro Ortiz Dávila (Davilita), Claudio Ferrer y muchísimos más. Para componer sus canciones, las vivencias de su convulsionada existencia fueron suficientes para cantarles, con su muy imitado estilo, a aquellas manifestaciones humanas de su trascendente subjetividad permeada de arte. Allí radicó su ilimitada grandeza. Y, de paso, marcar una abrumadora diferencia con aquellos que pretendieron vivir de su gloria, que no fueron pocos, a la hora de no diferenciar que “el estilo es el hombre”, frase muy citada del conde de Buffon por su certero contenido.

JOSÉ MARÍA VARGAS VILA
JOSÉ MARÍA VARGAS VILA

En esos ires y venires de viajero impenitente, de noctívago a morir y de temido pendenciero, conoció al escritor colombiano José María Vargas Vila (1860-1933) por algunas de sus novelas, del que quedó impactado por su pluma soberbia y arrogante, además de ser un rebelde con la gramática y poseedor de un léxico hiriente y sarcástico, con el que creó formas y metáforas inauditas y atrevidas, proclives ellas a la antítesis y las mayúsculas. En sus obras se nota el dominio que tuvo del adjetivo para ser hiriente y demoledor, así mismo un polemista contundente y un maestro del panfleto con mucha imaginación.


De su prolífica producción como escritor, Vargas Vila publicó, en 1900, la novela Ibis, de mucha carga erótica, que fue devorada por los jóvenes lectores de esa época marcada, profundamente, por los dogmáticos principios judeo cristianos. Adela es el personaje sobre el cual descansa esta novela, una mujer de llamativos atributos físicos, de una desenfrenada sexualidad y una rebelde de las normas sociales imperantes en ese ámbito demasiado rígido, sobre todo con las mujeres. Por este motivo, el punzante escritor no fue bienvenido en las huestes del poder económico y político de principios del siglo XX, donde imperaba una sociedad de corte semifeudal.


Y la Iglesia no se quedó atrás. Lo excomulgó para mantenerlo lejos de sus fieles. Los críticos de la ortodoxia reinante nunca concibieron que la novela fue  construida por su autor sobre la base de un sujeto confiable, representado por el Maestro, un pensador formado entre intelectuales europeos, por tanto, franco conocedor de la cultura de ese Continente. Sobre este personaje recae, entonces, un sujeto que permite construir confianza a partir de su correspondencia con Teodoro, ese discípulo suyo que fue el amante principal de Adela. Correspondencia dada por unas fuerzas opuestas entre estos dos personajes, la del hombre erudito y la del hombre corajudo y potente para satisfacer los apetitos sexuales de su voluptuosa pareja.

RESPALDO DE CARATULA DEL LP No. TRLP 4510, DANIEL SANTOS CON GUITARRAS.
RESPALDO DE CARATULA DEL LP No. TRLP 4510, DANIEL SANTOS CON GUITARRAS.

En todo caso, Ibis es una novela misógina. La mujer es presentada como la enemiga más grande del hombre, ya que, en el decurso de la historia, es la causante de su destrucción física y moral. Es, sin ambages, un libro que retrotrae la expulsión del Paraíso y, por tanto, punto de partida del tormento bíblico del pecado original. Daniel Santos navegó, a satisfacción, en esas aguas impetuosas para dedicarle a su amantísimo escritor el bolero Vargas Vila, que aparece en el Lp. ¿Y Linda? DANIEL SANTOS con Guitarras (Tropical. Alta Fidelidad. TRLP. 4510, S.F.). Tema que también hace parte del Cd. Los Años de Oro. Daniel Santos. Joyas Musicales (Yoyo Music y Velvet, S.F.).

 

La letra craneada por el irreverente Daniel Santos en ese polémico bolero corresponde con el concepto que siempre tuvo de las mujeres, a las que consideraba “materialistas, egoístas, ninfomaníacas, estúpidas y maravillosas a ratos. Sólo grandes cuando son madres. Las casadas: infieles y simuladoras. Las solteras: aspirantes a casarse para hacer lo mismo que las casadas” (Confesiones de Daniel Santos a Héctor Mujica, Ed. Cejota, 1980, p. 116). Este es su texto:


“Cada vez que me dices que no me quieres/ en mi mente se transforma y se perfila/ el odio que tenía a las mujeres/ el colombiano a quien llamaron Vargas Vila/ Razón tenía porque en su vida/ en su saber que no existían los quereres/ y que sólo hay que gozar de los placeres/ que nos brinda una mujer o una bebida/ Engaños del amor son las mentiras/ la pérfida traición/ la fe perdida/ No sufre el corazón/ no hay alma herida/ de sabia es la razón de Vargas Vila”. 

Vargas Vila (Daniel Santos) Daniel Santos - Bolero - 1964

  

*Miembro de la Corporación Club Sonora Matancera de Antioquia y de la Asociación de Amigos, Coleccionistas y Melómanos de Cali (ACME). Miembro del Colegio Nacional de Periodistas.

Correo Electrónico: arte1945@hotmail.com

Carlos Madrigal: El Trovador costarricense que destacó en México

 

Por Mario Zaldivar Rivera *

El famoso cantante y guitarrista mexicano, ya desaparecido, Pepe Jara, cuenta en sus memorias que el mejor trovador que escuchó en su vida fue el costarricense Carlos Madrigal, conocido en los centros de diversión del Distrito Federal de los años cincuenta como “El Johnny”. Jara lo califica como “el más grande del género que he conocido” (…) Carlos lo decía todo con gran emotividad y gusto, lo mismo un pasodoble que un joropo, un vals criollo que una ranchera, un huapango que un bolero. De manera invariable se acompañaba con su guitarra, a la que le arrancaba un sonido muy distinto al acostumbrado. Era un portento de trovador”. (El andariego. Pepe Jara. Ediciones Cal y Arena. México. 1998. Páginas 139 y 201).


En aquellos años, la compositora Graciela Olmos regentaba el más famoso burdel de la capital mexicana, conocido como “La Bandida”, lugar de culto donde llegaban todos los grandes artistas de la época: Agustín Lara, Benny Moré, Pedro Vargas, Marco Antonio Muñiz y otros. Se dice que en este lugar se fundó en el año 1953 el famoso grupo de guitarras, Los Tres Ases. Graciela Olmos pasó a ser conocida como “La Bandida”,  por causa de su matrimonio con un soldado de Pancho Villa apodado “El Bandido”, cuyo nombre era Benjamín Argumedo. Ella es la autora de dos de los boleros más bellos del cancionero mexicano: “La enramada” y “Carabela”.


Un tico metido a compositor. En este libro de memorias de Pepe Jara, se detalla con desparpajo las interminables juergas de los guitarristas y cantantes en prostíbulos y cabarets, con énfasis en “La Bandida” y “La cucaracha”. Ahí llegaba Carlos Madrigal con su instrumento pavoneándose de composiciones que elaboraba en sus ratos de ocio. Un día sorprendía a sus compañeros con bolero que había bautizado como “La mentira”; la semana siguiente estrenaba “Luz de luna”, la siguiente “Cancionero”, “Sabor a mí”, “Un minuto de tu amor”, “Sabrá Dios”, “Amor mío”, “Eso”, “No te vayas, no” y otros.  Sus colegas no salían del asombro ante la calidad y la cantidad de melodías que producía el costarricense.


Jara era el más deslumbrado por las composiciones del tico: “Tanto me gustaron las canciones del Johnny, como le decíamos los amigos a Madrigal, que de inmediato me las aprendí y las canté en otros lugares”. Sin embargo, el castillo de naipes que había levantado el costarricense no tardó en desplomarse de la manera más dramática. Sucede que en una de aquellas farras en el burdel de “La Bandida”, alguien le pegó un tiro en la pierna a Madrigal y lo dejó unos días fuera de toda actividad, aunque el tico dijera posteriormente que él mismo se había disparado en forma accidental.


Pepe Jara lo narra de la siguiente manera: “Un buen día llegó Carlos Madrigal a “La cucaracha” portando muletas, con una pierna herida de un balazo que le dieron en casa de “La Bandida”. Me dijo que él mismo se había herido y me pedía un préstamo de mil pesos para la bronca y las curaciones de su pierna. Por fortuna tenía dinero en ese momento y le presté la suma solicitada. Conmovido por mi desprendimiento, al agradecerme el préstamo me dijo: gracias hermano, ahora te voy a presentar al ingeniero Álvaro Carrillo Alarcón, él es el dueño de las canciones que yo canto”.


Hasta ese momento Álvaro Carrillo era un ingeniero agrónomo demasiado tímido, cuyas composiciones las entregaba a Carlos Madrigal para que las cantara por ahí; no pretendía  divulgar su arte ni “manchar” su reputación profesional con una ocupación que era mal vista en aquellos años. Aunque Álvaro Carrillo había iniciado su oficio de compositor con el tico Carlos Madrigal, quien se hizo famoso y ganó mucho dinero con la obra de Carrillo fue Pepe Jara. Cosas del destino. Y esta paradoja es aún más dramática si se toma en cuenta que el primer encuentro entre Pepe Jara y Álvaro Carrillo fue un desastre, pues el primero, en un alarde de altivez, opinó que la música del maestro no le complacía. Es de suponer que, en un principio,  mucho del encanto de la música de Carrillo lo apreciaba Jara solo en la interpretación del costarricense Carlos Madrigal.


Algo más sobre el burdel de La Bandida. El prostíbulo de “La Bandida” estaba ubicado en la calle Wisconsin del Distrito Federal, del número 103 al 107, pues el local ocupaba varias edificaciones. Según lo relata Pepe Jara, el local se dividía en tres secciones: la primera con mujeres atractivas para una clientela regular; la segunda con mujeres muy bellas para un público selecto y un tercer espacio con damas que podrían presentarse sin complejos en un certamen internacional de belleza.


En ese sitio conoció Agustín Lara a Raquel Díaz de León, conocida como “La cortijera”, una quinceañera apasionada por la música del compositor jarocho. Lara la sacó del lupanar y la instaló en una casa en Coyoacán. Se dice que ya casado con María Félix, ésta descubrió la relación clandestina y provocó la ruptura de su marido con Díaz de León; otros dicen que Lara la abandonó cuando supo que ella había abortado. Años después, Raquel tuvo un romance con el famoso compositor argentino Enrique Santos Discépolo, de paso por México, con quien tuvo un hijo.


Cuando el negocio no iba bien, “La Bandida” desplegaba un procedimiento muy eficaz para animar a la clientela: “De pronto todo el salón quedaba iluminado con luces indirectas. Solo el piano interpretaba una suave melodía, todo lo demás era silencio…mientras descendía por la escalera una diosa griega completamente desnuda, segura de su hermosura y del efecto que causaba en todos – clientes, músicos, trovadores y meseros – quienes la veíamos y aceptábamos la única ley: nadie podía tocarla”.

* Mario Zaldivar Rivera, escritor, investigador musical y melómano de Costa Rica, integrante del Club Sonora Matancera de Antioquia.

El maestro venezolano Willy Gamboa en Costa Rica

 

Por Mario Zaldivar Rivera *

Willy Gamboa, pianista, arreglista y director de orquesta venezolano, reside en Costa Rica desde hace  algunos años. Gamboa es el autor de cuatro temas grabados por la Sonora Matancera: “Por qué te empeñas” y “Qué linda”, ambas grabadas en 1955, en la voz de Laíto. En 1971 Carlos Argentino con La Sonora Matancera le grabó “A Cuba” y “Un millón de cosas”.

 

El lunes 29 de diciembre del 2014, este servidor se reunió en San José, Costa Rica, con el maestro Willy Gamboa, en el viejo café “Las cuartetas”, ubicado desde hace más de sesenta años en las inmediaciones del hermoso edificio de Correos. Me acompañó mi hermano Oscar Zaldívar, furibundo matancerómano, como todos nosotros.


Willy Gamboa, Mario y Oscar Zaldivar.
Willy Gamboa, Mario y Oscar Zaldivar.

Dos temas con Laíto

 

Cuenta Willy Gamboa que en 1955 la orquesta Billo´s Caracas Boys arrasaba con todos los bailes que se organizaban en Caracas, capital de Venezuela. Al empresario Guillermo Arenas se le ocurre llevar a La Sonora Matancera para los carnavales de febrero de ese año, para alternar con la orquesta de Willy Gamboa. Esta era una orquesta de gran porte: 4 sax, 3 trompetas, trombón, piano, bajo y percusión. La orquesta abría sus presentaciones con el tema “Por qué te empeñas”, en ritmo de chachachá. Quien percibió la fuerza de aquel número fue Rogelio Martínez Jr.,  quien acompañaba a La Sonora en esa gira.

 

Rogelio Martínez padre aceptó la sugerencia de su hijo y se llevaron el arreglo para La Habana. Semanas después, Rogelio le solicitó a Willy Gamboa otro tema para lanzar el disco de 45 rpm en la voz de Laíto; ese complemento fue “Qué linda”, un arreglo que el maestro Gamboa remitió a Rogelio por correo.

 

Gamboa recuerda que el mismo Billo Frómeta fue a la sala de baile donde la orquesta del maestro Willy Gamboa alternaba con La Sonora Matancera, para felicitarlo por los llenazos de aquel carnaval y porque era la primera vez que otras agrupaciones musicales superaban la popularidad de la Billo´s Caracas Boys en época de carnaval.

 

Willy Gamboa indica que el tema, “Por qué te empeñas” fue interpretado por Benny Moré en le televisión venezolana, cuando el sonero cubano hizo una gira por aquellas tierras, pero no llegó a grabarlo. Esto fue antes de las grabaciones con La Sonora Matancera. 

De las pocas grabaciones que hiciera Laíto con La Sonora, estas dos melodías de Willy Gamboa destacan por varios motivos. La voz de Laíto era ideal para este tipo de canciones, donde se requiere mayor soltura, dinámica y sabor, cosa que no todos los cantantes de La Sonora alcanzaron. (Recordemos la segunda versión de “Nocturnando”, antes grabada por Nelson Pinedo, la cual no tuvo la aprobación de Rogelio Martínez ni de los directivos del sello SEECO).

 

Por otra parte, “la voz amarga” de Laíto impone una forma singular de cantar esas canciones guapachosas que tanto gustan al oyente y aún más al bailador. Este cantante cubano estaba en esa época ya muy curtido en materia de interpretación de melodías pegajosas y Rogelio supo explotar ese filón de extraordinario valor. Otro detalle que enriquece las grabaciones de Laíto es la disposición del arreglista de que las trompetas asuman buena parte del tiempo de grabación, en beneficio del bailador, algo muy propio del estilo de La Sonora. En el tema “Por qué te empeñas” Laíto va en voz par con Caíto y en “Qué linda” participa todo el coro. Ambos recursos favorecen en mucho la calidad de las grabaciones; lo interesante es cómo llegó el arreglista a estas conclusiones para luego llevarlas a la práctica.


Grabaciones de Carlos Argentino

 

A comienzos de los setentas, Willy Gamboa tenía una orquesta en Maracaibo y por ahí pasó Carlos Argentino quien le solicitó dos piezas para grabarlas con La Sonora Matancera. El proyecto se cumplió en 1971 para el sello MRVA, probablemente en New York. Los temas fueron: “A Cuba”, bolero son y “Un millón de cosas”, bolero chá. El primero fue inspirado al maestro Gamboa por una amiga cubana que tenía por aquel entonces.

Escuchemos el famoso Chachachá de Willy Gamboa, "Porque te empeñas", en las voces de Laito y Caito con el acompañamiento de la Sonora Matancera.

* Mario Zaldivar Rivera, escritor, investigador musical y melómano de Costa Rica, integrante del Club Sonora Matancera de Antioquia.

 

Música y corraleja

 

Por: Arnold Tejeda Valencia*

 

La llamada fiesta taurina tiene en Colombia sus orígenes en la Conquista, cuando en 1532, en la población costera de Acla, zona del Darién, seis años antes de la fundación de Bogotá, la soldadesca allí asentada recibió, con una corrida de toros, al gobernador Julián Gutiérrez, según ha hecho conocer el profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Pablo Rodríguez, en su libro En busca de lo cotidiano (pág. 113). Años después de ser fundada la capital del país, se lee en la misma fuente, el adelantado Luis Alonso de Lugo diseminó en la Sabana 35 toros y 35 vacas, vendidos a mil pesos cada ejemplar, para ir creando los hatos que proporcionarían los animales para las corridas.


Apoyadas en las fiestas civiles y religiosas, las corridas de toros comenzaron a constituirse en primordiales. Su popularidad fue creciendo. Con ellas se les brindaban los fastuosos reconocimientos jerárquicos a los presidentes y los obispos. Y a los reyes españoles, en su coronación, una corrida de toros era  la manifestación masiva más indicada para esa celebración. El origen de la fiesta brava entre nosotros tiene, entonces, un origen mítico religioso. Su arraigo popular permitió su plena adopción en la Colonia y en la Independencia. A los pocos días del 20 de julio de 1810, fueron celebradas una corrida de toros y una misa en honor a ese importante hecho histórico.


En la segunda mitad del siglo XIX algunos empresarios de la comunidad empezaron a ofrecer tan arraigada fiesta entre la población, levantando, para su mayor efectividad, coliseos de madera y haciendo una llamativa propaganda sobre los más cotizados toreros. En ese tiempo, como hoy, unos y otros eran seres trashumantes. La evolución de esa afición inducida y desarrollada por los españoles desembocó en las grandes plazas taurinas del presente.


La corraleja, en su estricto sentido, no es una plaza de toros. El gentío que corre, brinca, hace piruetas y demás cosas que vemos en la televisión no es una clásica corrida de toros. Es un relajo de los mil demonios, musicalizado por unas bandas pelayeras especialmente contratadas para que la animosidad sea mayor. Hasta hace pocos años apareció, en esa emparapetada mole, la figura del gamonal que tiraba billetes al ruedo para que la masa embrutecida se los peleara y fuera presa de los pitones de los corpulentos y bravos animales. La banda, mientras tanto, sonaba con su alegre repertorio mientras el público rabiaba de alegría.


Ese infame cuadro, con hondas raíces feudales, permitió que la sangre humana, la de los parias con abarcas y mochilas, brotara a borbotones para enrojecer la arena de la corraleja y así regocijar a ese terrateniente que, alborozado, aplaudía tan horripilante gesta rodeado de sus áulicos y aduladores. Los toros de sus haciendas entre más embistieran los cuerpos de los manteros empíricos y de aquellos hombres intrépidos por unos pesos, o por los efectos del alcohol, le hacían elevar su ego de personaje monopolista de la tierra y controlador del poder político. Como corolario mental, se sentenció aquello que “corraleja sin muerto no es corraleja”, irracional manera de pensar que aún mantiene un fuerte arraigo entre los amantes de esa brutal manifestación que, en  tiempos históricos modernos, no puede ser reivindicada amparándola en la tradición.

Fiesta y Corraleja Vol. II
Fiesta y Corraleja Vol. II

En cuanto a la música, Ofelia Peláez, pluma de Discos Fuentes en numerosísimos Lps. y Cds., precisó: “el atractivo que da más realce a la corraleja es la música, elemento indispensable en las festividades. Bandas formadas en la región que dan el toque con fandangos, cumbias y especialmente porros”, texto que aparece en el Lp. Fiesta y Corraleja, de Discos Fuentes (Vol. I: 200030), que, como caso curioso, contiene los porros instrumentales El barraquete (Juan Carlos Altamiranda) y El chivo mono (Edrulfo Polo), títulos extraídos de bravíos toros que cornearon a más de uno, y que la Orquesta de Pedro Laza y sus Pelayeros grabó, con su usual sabrosura Caribe, en 1953.

 

Pero en el Lp. Fiesta y Corraleja (Vol. Il: 200549), con esa misma orquesta, aparece el fandango instrumental Veinte de enero (P.P.), número dedicado a la fiesta más grande de Sincelejo, donde se han construido las corralejas más descomunales de la Costa Caribe de Colombia, que desde hace dos años no son construídas por orden del alcalde de esa ciudad. En esos dos trabajos discográficos sus portadas están engalanadas por la misma fotografía de una corraleja sabanera, en plena actividad, en los años sesentas.

Éxitos de Corraleja, Los Caporales del Magdalena.
Éxitos de Corraleja, Los Caporales del Magdalena.

Entre tanto, la empresa Codiscos editó el Lp. Éxitos de Corraleja. Los Caporales del Magdalena (ELDD-50028), conjunto liderado por Alfredo Gutiérrez, en el que aparecen los porros Fiesta en Corraleja y Abarca en Corraleja, de la autoría de Rubén Darío Salcedo. El primero de ellos es considerado el himno de las corralejas costeñas, a pesar de su dedicación a la capital de Sucre. “Esta si es la fiesta buena/ coro: la fiesta en corraleja”, reza, en uno de sus apartes, el popular y bailado porro. En cuanto al segundo tema, este se ha perdido en la indiferencia de los melómanos corralejeros.

 

Otro porro de esta estirpe festiva  es el titulado El arranca tetas, compuesto por el trompetista sucreño Armando Contreras, fallecido en la plenitud de sus facultades artísticas, quien fue, por muchos años, director de la conocida Banda Juvenil de Chochó, corregimiento de Sincelejo. Banda que se respete, no puede dejarlo por fuera de su repertorio. Este tema surgió de un toro bravo que en las corralejas fue llamado así porque cuando el banderillero se acostaba para clavarle esa punzante lengüeta metálica, una de las tantas modalidades  de los que se ganan la vida a punta de sangre, el toro lo rozaba, con sus afilados cachos, en las tetillas. Y de la corraleja, mis hermanos y hermanas, directo para el hospital.

El arrancatetas (Armando Contreras) Orq. La Máxima de Mañungo - Porro

El arranca tetas es una pieza sintomática del folclor sabanero. La Orquesta La Máxima, dirigida por el trompetista caimitero José Ricardo (Mañungo), tiene una versión, vocalizada por Jaime Manjarrés, que es todo un encanto sonoro. Su letra dice así, tomadada del Cd. de Discos Fuentes 10372 de 1995.

 

Aníbal Monterrosa/que tiene un toro que se respeta/y que hace la fiesta/a ese toro lo llaman famosamente/en todas las plazas/El arranca tetas (bis.)/Coro: ¡Ay güepa jé!/ábranle la puerta/Coro: ¡Ay güepa jé!/ al arranca tetas (bis.)/Él cogió a Libardo/lo tiró al suelo/hirió al caballo/salgan los toreros/pa’ que defiendan al garrochero (bis.).

 

Otro terrateniente alabado en populares porros ha sido Juancho Perna, al que Pello Torres le compuso uno titulado con su nombre y, otro, El toro negro, de la autoría de Danuil Montes, también se desgaja en halagos hacia el “desprendido y animoso benefactor de las corralejas”, piezas que testimonian el influyente poder que tuvo este ubérrimo líder en las fiestas del Dulce Nombre de Jesús, temas grabados por la Orquesta los Diablos del Ritmo, del maestro Torres. Del Cd. citado anteriormente, anoté su letra.

 

Ya salió el toro negro/a la corraleja/salieron los toreros/a hacerle la faena/son de Tolemaida/son de Juancho Perna (bis.)/Salieron los toreros/de la corraleja/y ya los cumbiamberos/prendieron las velas (bis.)/son de Tolemaida/son de Juancho Perna (bis.).

 

Tolemaida, nombre de varias ciudades de la antigüedad, fundadas y engrandecidas por los Tolomeos, es la finca donde Juancho Perna tiene su criadero de toros. Lucho Bermúdez hizo lo mismo con Arturo García, “un hombre bondadoso/es el rey de la alegría/un sentir maravilloso/en Ovejas y San Juan/se distingue el sabanero”.

El toro negro (Daniul Montes) Pello Torres y sus Diablos del Ritmo - Porro

Al margen de lo anotado, no podemos desconocer que lo rítmico y lo melódico, bien acentuados en su estructura orquestal, han convertido a esos porros en gratos exponentes de la musicalidad Caribe de Colombia, lo que ha permitido que las bandas pelayeras los interpreten, a su manera instrumental, en las corralejas o en cualquier otro evento, como lo hacen con el porro de sus entrañas El toro balay, compuesto por Julio Fontalvo.

 

Pero algo quiero dejar bien claro. El reportorio de las bandas en las corralejas obedece a los números que ya tienen montados: porros palitiaos y tapaos, fandangos, puyas, cumbias, etc., para que en las tribunas la gente baile, ingiera licor y se regodee con el espectáculo que presencia; evento que, al entrar en su mayor rebullicio, propio del clímax proporcionado por la osadía de los que se enfrentan al toro, un fandango o una puya es lo mejor ya que sus rápidos compases logran encender los ánimos hasta el paroxismo más inimaginable. Me imagino, por tanto, que cuando en Turbaco el toro era masacrado por los desenfrenados actores de la muerte, uno de esos dos ritmos tenía que estar sonando en ese macabro momento.

 

Como punto final, aquellos actos que propicien un maltrato a los animales no son, ni serán, de mi aceptación. Creo que el momento es oportuno para respaldar la iniciativa de los que consideran, con justicia, que se haga un debate nacional donde los argumentos ─y no las pasiones enfermizas─ sean los que definan el futuro de tan polémico espectáculo. Lo sucedido en la corraleja de Turbaco sólo puede llenar de alegría a una mente deshumanizada. Y la música es, en demasía, una causa humana. Ojalá este artículo sea el punto de partida que genere en sus lectores las primeras señales para sentar una posición al respecto. Con una flor que se abra, muchos pétalos amorosos serán bienvenidos.

 

La desconocida historia de un pasebol

 

Por: Arnold Tejeda Valencia*

 

Alfredo Gutiérrez en su juventud.
Alfredo Gutiérrez en su juventud.

Amparado en la concepción que considera a la historia como investigación y análisis de los hechos humanos con precisión cronológica y espacial, narrados ellos de manera ordenada para que trasciendan en sus respectivas sociedades, me permito abordar un tema musical que posee unas connotaciones artísticas y sentimentales que, por lo menos para el autor de este escrito, eran totalmente desconocidas. Algo también sucedido a los asistentes al  conversatorio con el genial Alfredo Gutiérrez el 24 de octubre, del anterior año, en el Patio Tropical de Combarranquilla Boston, de la capital del departamento del Atlántico. Evento organizado por Cirdamayer con una nutrida concurrencia.

 

La tarde estaba siendo acariciada por una inusual brisa en un mes lluvioso, fenómeno meteorológico de nuestro variable trópico que se extendió hacia la noche. El locuaz acordeonista hacía fácil mi trabajo de entrevistador. Su facilidad para expresar lo que pensaba, muchas veces las dramatizaba con cantos improvisados que extasiaban al público, que aplaudía en señal de admiración al ídolo que tenía al frente, en carne y hueso, sin mayores restricciones.

 

Cuando el temario del conversatorio había avanzado lo suficiente, solicité que el pasebol Amor viejo fuera escuchado. De su autoría, Alfredo Gutiérrez lo grabó, con Los Corraleros de Majagual, en 1962, con ese proverbial sentimiento de hombre inmerso en los recuerdos del inolvidable amor que le hizo saborear, gratamente, las mieles del erotismo. Permítanme que les evoque tan romántico mensaje atiborrado de folclor.

 

Un amor viejo no se olvida/un amor viejo es la verdad (bis.)/un amor viejo es en la vida/toda la felicidad/ Por eso yo a mi negra consentida/nunca la podré olvidar/Coro: un amor viejo no se olvida (4 veces)/ ¡Ay!/ un amor viejo es en la vida (bis.)/toda la felicidad/¡Qué rico!/ Coro: un amor viejo no se olvida (4 veces)/ ¡Ay!/un amor sangra las heridas (bis.)/que no les quieren sanar.


Terminada la pieza, en mi condición de conversador le comenté al artista y, lógicamente, a los asistentes, “que han sido muchos los hombres y las mujeres que en el pasado tomaron esa linda canción para dedicársela a ese amor que fue, pero que nunca se concretó en el institucional matrimonio, dejando en esas personas una huella imborrable  que siguió martirizando sus corazones”.

 

Ante ese descriptivo comentario endulzado de melodía, como diría Leandro Díaz, me sentí con la obligación de obstinado interlocutor para horadar en su intimidad. Le pregunté, seguidamente, ¿quién fue esa mujer que le inspiró el alma de sutil compositor para recrearse, mentalmente, con la felicidad de la añoranza?

 

─Se llama María Casquito, la primera dama del reino animal─ contestó, riéndose con  unos agudos y fuertes tonos, como si estuviera celebrando un chiste de Joselo en Sábados Felices.

 

Sus pequeños ojos se cerraron, haciéndolos invisibles entre sus carnosos párpados, para que su sonora hilaridad tuviera la autenticidad del ser alegre que festeja sus propias travesuras. El público también se desenfrenó en sendas carcajadas y, al mismo tiempo, aplaudió la respuesta del irreverente artista costeño. Esa obra musical, catalogada entre las más  representativas del estupendo cancionero del Caribe colombiano, fue dedicada a una burra. ¡Increíble! Todos lo escuchamos de la boca de su creador. Una información de primera mano. Mi discurso resaltador de la belleza del amor en los albores de la tierna vida quedó por el suelo. La contracultural zoofilia fue la causante.

 

Pero Amor viejo tiene otro ingrediente de mucha importancia: fue el primer pasebol nacido de la fusión entre los binarios ritmos representados por el romántico bolero y el costumbrista paseo vallenato. La introducción de la clave cubana al pasebol le dio una fortaleza caribeña a este nuevo ritmo que, con el acordeón y demás instrumentos de este tipo de conjunto, permitió experimentar la capacidad de hacer canciones, con una cadencia delicada, a unos músicos prácticos salidos de nuestros bucólicos parajes del norte de Colombia. Con este aporte, Alfredo Gutiérrez despejó la duda existente que entre José Velásquez y Rubén Darío Salcedo se encontraba el verdadero creador de este ritmo.


Eliseo Herrera.
Eliseo Herrera.

¿Otra pieza zoofílica?


Eliseo Herrera, otro grande de la composición y el canto del Caribe colombiano, grabó, en 1966, como estelar integrante de Los Corraleros de Majagual, la cumbia titulada La burrita, muy bailada en el Carnaval barranquillero de 1967, además de ubicarse en los primeros lugares en las preferencias del pueblo bailador de  nuestro país. Fue un hit nacional e internacional. El músico francés Franck Pourcel le hizo, con su selecta orquesta, una buena versión en 1968. Si nos atenemos a su letra, en ella no encontramos trazos de esa discutida conducta sexual que tantos comentarios ha ocasionado entre especialistas y neófitos. Veamos.


Vé cogé el sillón/y pónselo a la burrita/Coro: pónselo a la burrita (bis.)/vé cogé el machete/y mételo en su vainita/Coro: mételo en su vainita (bis.)/Vé qué va llové/y el camino es culebrero/Coro: el camino es culebrero (bis.)/pero como me voy/yo me pongo mi sombrero/Coro: me pongo mi sombrero (bis.).

Lizandro Meza.
Lizandro Meza.

La malicia zoofílica se la puso Lisandro Meza, el magnífico reemplazante de Alfredo Gutiérrez en Los Corraleros de Majagual, músico que, con el acordeón, componiendo y cantando, fue otra de las estrellas del firmamento sabanero que brilló en Colombia y allende los mares. Su picardía y salero siempre estuvieron presentes en sus manifestaciones artísticas. Entre sus composiciones se halla el paseaíto La burrita de Eliseo, tema que es una especie de complemento a lo que el Rey del trabalenguas había compuesto y cantado. Lo llamativo de esta pieza, grabada a finales de 1967, es la forma cómo en ella se escucha la onomatopeya de unos besos emitidos hacia esa representante del reino animal. Con esos insinuantes “piquitos”, ya la vaina, como se dice en la Costa Caribe, toma un sospechoso rumbo. De todos modos, conozcamos su letra.

 

Le pusieron el sillón/a la burrita de Eliseo/y se puso su sombrero/y se fue (bis.)/A buscá su novio al monte/tiene tiempo que no lo ve/mi burrita…(besos)/mi burrita…(besos)/ Le pusieron el sillón/a la burrita de Eliseo/y se puso su sombrero/y se fue/El camino es culebrero/y tiene ganas de llover (bis.)/mi burrita…(besos)/mi burrita…(besos).

 

 

Pero la cosa no paró ahí. Aniceto Molina aparece en la palestra asnal cuando, con su conjunto Los Sabaneros, dio a conocer tres canciones que también se refieren a la burrita que Eliseo Herrera creó artísticamente. Canciones contenidas en un Cd. editado por Codiscos, el 11750370. En ritmo de paseaíto, como si fuera una serie de tres capítulos, el sucreño, hoy radicado  exitosamente en México, inició sus narrativos mensajes musicales con Se perdió la burrita, donde expone que, por un descuido de su propietario, el querido semoviente partió hacia rumbo desconocido, caminando al garete por no tener cabuya ni quien lo pudiera sujetar.

 

Pero Aniceto Molina, continuando con su objetivo promotor de lo hecho por su colega Eliseo Herrera en el referido tema, tiempo después irrumpió con otro paseaíto, Apareció la burrita, en el que manifiesta la inmensa alegría de su dueño por volver a tenerla a su lado, o, mejor, en su patio. Y, para cerrar la tapa de la caja, compuso un tercer paseaíto, Se murió la burrita, letra que si se las voy a publicar porque en ella, de frente mar, su autor ya revela, como epílogo, su crónica de envergadura zoofílica. Así, dice:

 

La burrita, la burrita se murió/ya quedó, ya quedó viudo Eliseo (bis)/la culebra la mató/ en el camino culebrero (bis.)/la burrita, la burrita se murió (4 veces)/Él me dijo que ahora/tiene que vender/el sillón, el machete y su vainita (bis.)/porque si no cómo va a hacer/para enterrar a su burrita (bis.)/la burrita, la burrita se murió (4 veces).

De acuerdo con lo que he expuesto, queda patentizado que el tema de la zoofilia ha sido  el motivo de Alfredo Gutiérrez, Eliseo Herrera, Lisandro Meza y Aniceto Molina para abordarlo con un sentido Caribe, que es muy gracioso, ya que esa sexualidad con animales ha estado sustentada bajo aquel  mito que considera que los jóvenes que la practiquen serán compensados con unos penes de gran tamaño para convertirlos en unos mejores machos. ¡Qué cosa!


Esta ilógica pasión viene desde la prehistoria. Y en la antigüedad, comenzando por los griegos, romanos y egipcios; mientras que en el sur occidente de África y en las Antillas aún permanecen destellos de semejante despropósito sexual que, en la ruralidad del Caribe colombiano tuvo, hasta el más reciente pasado, mucha acogida. Por fortuna el proceso acelerado de urbanización del país ha incidido en una educación sexual que le está dando una mirada diferente a ese desconcertante fenómeno animalesco entre los jóvenes. En la escuela y en la familia se deben seguir socializando esas prácticas educativas, con mayor fundamento en los rincones patrios de mayor afectación.


La liberación sexual, bien entendida y responsablemente practicada, como los valores que, así mismo, sustentan la buena vida hogareña, deben  aunarse  en la mejor herramienta pedagógica para acabar con tan abominable comportamiento. Por lo pronto, los más experimentados en la vida debemos seguir celebrando las ocurrencias de esos artistas que, con sus ingenios, no sólo nos han puesto a bailar sino, también, a reflexionar para convertirnos, de pronto, en buenos consejeros como padres o abuelos interesados en un buen manejo de la líbido juvenil. Vea usted. 


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