NOTAS CULTURALES SOBRE EL CENTENARIO DE DANIEL SANTOS

OTROS TEMAS CON JAVIER VÁSQUEZ. (20)

 

El melómano y coleccionista Roberth Vásquez Méndez, quien ha estado pendiente de la publicación de la discografía de "El Jefe" en construcción, nos ha hecho caer en cuenta del faltante de cinco temas de Daniel Santos acompañado con la orquesta de Javier Vásquez, estos son: El corneta, El niño majadero, El sofá, Sabrosito y Yo la mato.  Nos aclara Roberth que estos temas nunca fueron publicados en LP.

 

Ya los temas los incluimos en la entrega correspondiente, Entrega No. 32.  A continuación les presentamos las imágenes del trabajo Fania 569, en donde se aprecian los integrantes de este fenomenal conjunto musical.

 

Aquí se configura todo un récord de la discografía para latino américa, "El Inquieto Anacobero" es de los pocos artistas (Sino el único) que graba para la RCA Víctor (40's) y para la Fania Records (80's).

 

Fecha publicación web de ACME: 23 de mayo de 2016.

50 Daniel Santos - Fania 569 - Sello A.
50 Daniel Santos - Fania 569 - Sello A.
50 Daniel Santos - Fania 569 - Sello B.
50 Daniel Santos - Fania 569 - Sello B.

CENTENARIO INTERNACIONAL DE DANIEL SANTOS. (19)

 

Desde la República Dominicana, nos llega un aporte extraordinario para nuestra discografía en construcción de "El Inquieto Anacobero", el melómano y coleccionistas Kemil Arbaje Madera, nos envía un bolero composición de Daniel Santos, "Despierta dominicano".

 

Grabado por "El Jefe", el 19 de abril de 1965 con el acompañamiento del Conjunto de Fellito Parra, en plena Guerra Civil del año 1965 en la República Dominicana, en la canción se le brinda apoyo a las fuerzas partidarias al presidente constitucionalista Juan Bosh, Daniel siempre en respaldo de las causas populares latinoamericanas.

 

El tema en cuestión no lo teníamos relacionado en nuestra discografía y no sabemos aún para que sello fue grabado, aquí por cortesía de Kemil, publicamos el audio y una imagen parcial de la caratula del disco en 45 RPM.

 

Fecha publicación web de ACME: 25 de abril de 2016.

Despierta dominicano (Daniel Santos) Daniel Santos y Fellito Parra - Bolero - 1965.


CENTENARIO INTERNACIONAL DE DANIEL SANTOS. (18)

 

El centenario de "El Jefe", está siendo conmemorado en muchos países de América Latina, en especial en Cuba a través de la emisora Radio Rebelde en su programa "Memorias", que se transmite todos los domingos a partir de las 6:00 AM hora local y en Panamá en Crisol FM en su programa "Especiales de Crisol", a partir de las 10:00 AM todos los lunes.

 

De estos dos programas hemos traído dos segmentos de su programación para deleite y disfrute de nuestros lectores, los cuales pueden ser escuchados a continuación.

 

Fecha publicación web de ACME: 16 de marzo de 2016.

Radio Rebelde, programa de marzo 13 de 2016.

Crisol FM, programa de marzo 7 de 2016.


DANIEL SANTOS EN CUBA.  Por Manuel Villar. (17)

 

Continuamos con la publicación de los artículos que sobre "El Jefe", hiciera La Asociación Puertorriqueña de Coleccionistas de Música Popular, en la Revista de la Canción Popular, tomo 9 del año 1994, páginas 46, 47 y 48, documentos que nos ha aportado el periodista y melómano barranquillero, Orlando  Enrique Montenegro Rolón, una historia interesante que recuerda las andanzas de Daniel en Cuba, ACME se complace en afirmar que estas historias y datos biográficos impresos en esta buena revista, coinciden plenamente con lo que hasta ahora hemos publicado en nuestra página web y resaltan la importancia que ha tenido Daniel Santos para la música latinoamericana.

 

Al final de los textos, hemos subido dos archivos sonoros, el primero un bolero al que hace referencia el artículo, el bolero mambo del maestro Julio Gutiérrez "Un poquito de tú amor" y el segundo archivo, el segmento correspondiente al programa "Memorias" de Radio Rebelde de Cuba, en su emisión de febrero 28 de 2016, en donde la locutora del programa, María Oramás, presenta dos temas en conmemoración del centenario de "El Inquieto Anacobero", la conga "Fiesta brava" con la Sonora Matancera y el bolero "Inconsolable" con el Cuarteto Flores, al final de esta grabación escucharán la referencia a ACME, por parte de este importante programa de la Radio Cubana.

 

Fecha publicación web de ACME: 29 de febrero de 2016.

Un poquito de tu amor (Julio Gutiérrez) Daniel Santos y Sonora Matancera - Bolero - 1950.

Daniel Santos en Radio Rebelde - 28 de febrero de 2016.


EL INQUIETO ANACOBERO. (16)

 

Con motivo del centenario de Daniel Santos el semanario político colombiano VOZ, publicó el pasado miércoles 17 de febrero de 2016, una nota en conmemoración de esta importante fecha, aquí les compartimos la nota, subida el 24 de febrero de 2016 por Jaime Suárez C.

ANDANZAS DE DANIEL SANTOS.

 

Artículo publicado en la página web de la Fundación "La Cháchara" de Barranquilla, escrito por el melómano e investigador musical costeño Adlai Stevenson Samper, el pasado 18 de febrero de 2016.

ANDANZAS DE DANIEL SANTOS, EL INQUIETO ANACOBERO, EN LA ARENOSA. (15)

Pueden leer directamente de la página web el artículo, en la siguiente dirección:

http://lachachara.org/2016/02/andanzas-de-daniel-santos-el-inquieto-anacobero-en-la-arenosa/

Subido a la página web de ACME, el 23 de febrero de 2016, por Jaime Suárez C.

 

A continuación escucharemos cuatro boleros, primero "Irresistible", una de las primeras grabaciones que hiciera Daniel con el Cuarteto Flores a dúo con Chencho Moraza, a continuación tomamos tres boleros del Programa Pentagrama del Recuerdo de Radio Bolivariana, radiado el pasado domingo 21 de febrero de 2016, programa radial que es dirigido desde Medellín por el profesor Gustavo Escobar Vélez, escucharemos los boleros "Qué extraña es la vida", "El que canta" y "Mala suerte".

Irresistible (Pedro Flores) Daniel y Chencho - Bolero - 1941.

Daniel en Radio Bolivariana - Gustavo Escobar Vélez - 2016.


EL INQUIETO VAGAR DE DANIEL.  Por Charlie Sierra. (14)

 

La asociación Puertorriqueña de Coleccionistas de Música Popular, publicó en la Revista de la Canción Popular, tomo 9 del año 1994, la siguiente sinopsis sobre "El Jefe", el documento llegó a nuestras manos por deferencia del periodista y melómano barranquillero, Orlando Montenegro Rolón, sea esta la ocasión para que los melómanos amantes de la música de "El Inquieto Anacobero", disfruten de estos textos.

 

Fecha publicación web de ACME: 20 de febrero de 2016.

Confusión (Daniel Santos) Daniel Santos y Sonora Mexicana - Bolero.

Veracruz (Agustín Lara) Daniel Santos y Sonora Mexicana - Bolero.


100 AÑOS DEL NATALICO DEL 'JEFE' DANIEL SANTOS. (13)

Bello mar (Daniel Santos) Daniel Santos y Sonora Boricua - Bolero - 1948.

Mis penas de amor (Pablo Cairo) Daniel Santos y Sonora Matancera - Bolero -1950.


Daniel Santos: Tan bolerista como revolucionario. (12)

 

Texto del escritor colombiano residente en Francia, Hernando Calvo Ospina, sobre aspectos políticos de Daniel Santos, publicado originalmente en la página web www.hcalvospina.free.fr, el miércoles 6 de abril de 2011.

Para leer en mayor tamaño, dar click sobre el texto y posteriormente ampliar la imagen.  Subido a la página de ACME, por Jaime Suarez C., el 15 de febrero de 2016.

La importancia de contar con Daniel Santos.  (11)

 

El periódico oficial cubano Granma, publicó el pasado 7 de febrero un artículo sobre el centenario de "El Jefe" del escritor cubano Pedro de la Hoz, que aquí les compartimos tomado directamente del diario, fue una colaboración que nos hizo llegar el investigador musical cubano José Bello de Cubarte, a través del melómano colombiano Orlando Enrique Montenegro Rolón, para leer en mayor tamaño, dar click sobre el texto.

Para leer el artículo directamente de la página web del periódico Granma, pueden dar click directamente en el siguiente enlace: http://www.granma.cu/cultura/2016-02-07/la-importancia-de-contar-con-daniel-santos-07-02-2016-22-02-15.

 

Publicado por: Jaime Suárez C., el 15 de febrero de 2016.

(10) Daniel Santos, renaciendo en La Habana

Por: Rosa María Fernández

Cuando le preguntaban cómo le iba en La Habana, una sonrisa socarrona dibujaba su fino bigote.- “¡El Fenómeno, muchacha!”, contestaba.

 

Legitimado al azar como “el Inquieto Anacobero”, a Daniel Santos le tocó vivir los puntos de giro en la historia musical, mediática y política, que marcaron en paralelo, el rumbo de su vida y la de Cuba.

 

Este recorte lo guardo de la Bohemia de septiembre de 1946. Te aseguro que fue lo primero que se escribió de él. Entonces decían que era dominicano, porque no era muy conocido aquí.

 

Fue justo porque Daniel venía huyéndole al terremoto que lo sorprendió en Ciudad Trujillo, un día antes de viajar a Cuba. Estaba en un negocito frente al mar, relajado por las caricias de un par de doñitas tiernas y bañado por la brisa caribeña, cuando la sacudida no respetó la siesta. Pleno mediodía de agosto de 1946, con magnitud de 8.0 en la Escala de Richter.

 

Ahora, cuando actúa Daniel Santos, muestra su guantelete de yeso que cubre la fractura de su mano derecha.

 

Como todos los curiosos, Daniel Santos vio con los ojos desorbitados las primeras imágenes del Canal 4 Unión Radio Televisión, en unas pantallas ubicadas en las pulcras vidrieras de un centro comercial.

 

Fue el 24 de Octubre de 1950 en el Palacio Presidencial, inaugurado por el entonces Presidente de la República, Carlos Prío Socarras. Cómo no recordarle, si este amante del bolero, posteriormente salvó de varias tropelías al Inquieto Anacobero.

 

Para entonces, algunos decían “pobre radio”, pero fue precisamente ésta, la que catapultó a muchas celebridades desde la capital cubana. Amado Trinidad Velasco, dueño de la poderosa Radio “RHC Cadena Azul”, provocó el debut del boricua.

 

También la Radiocadena Suaritos, se dedicó a realizar un “tour de force”, atrapando cada vez más radioyentes y los más importantes anunciantes de productos en venta.

 

Ante los micrófonos desfilaban grandes promesas artísticas y celebridades. Comenzaron con Bobby Capó, Avelino Landín, el trío Tamaulipico, Los Bocheros y Toña la Negra. Ya anunciaban que los próximos artistas serían Nicolás Urzelay, un tenor mexicano que gozaba de gran renombre y seguidamente, una voz que sabe a bolero: Daniel Santos.

 

Siempre comenzaba con la misma canción: “Anacobero”, del autor puertorriqueño Andrés Tallada. El presentador confunde los términos. “Con ustedes el Anacobero Daniel Santos”. De ahí y de su manifiesta inquietud, ya no hubo marcha atrás.

 

La voz del “Inquieto Anacobero”, se alzaba con sabrosura, a todas horas, por las esquinas. Hubo su comentario de que al fin y al cabo, La Habana era su tiempo de gozar en paz. Tal vez esa era la excusa para una vez licenciado del ejército del Tío Sam, en cuyas tropas había hecho la campaña del Pacífico del 42 al 46, gastarse “sanamente” todo el dinero ganado, entre burdeles y nightclubs.

 

Esa chispa boricua, rebotaba en la sonrisa de su amigo Bigote de Gato, en cuyo bar se mataron varios sinsabores. Éste se hizo popular, por pasearse en un auto con anuncios de Bar ¨Tertulia¨, enclavado en la calle Teniente Rey 308 y su amistad con Daniel Santos, iba libre de impuestos.

Bigote de Gato, un asturiano tan cubano, como el boricua lo fue.

 

Ese si era un espécimen de la bohemia habanera- enfatizaba Bigote, abriéndome bien los ojos, en señal de admiración- pienso que por mí, se hizo famoso. Algunos le atribuyen a esa guaracha ¨vulgar¨,  el brinco de Daniel Santos a la fama. No había victrola automática de las que inundaban La Habana, que no rayara -automáticamente- la misma composición.

 

“Bigote é gato es un sujeto,

Que vive allá por Lúuuyano…”

 

Alguien le llamó a su estilo, un desaliñado modo de cantar. Eran inflexiones medio extrañas que atrajeron la atención del público desde esa primera vez.

 

Ese era él. Confiado de su gracia. De sencillo porte en el escenario, maneras suaves. Una sólida expresión en la voz, en el rostro, en la boca.

 

Los aplausos comenzaron a estallar después de esa primera función. Aquí llegaron a decir que “estaba untao”.  Resguardado contra el polvo para el mal. Por lo que esta la fiesta cubana, no se la aguaba nadie.

 

Cuba era para él, como un escenario natural. Si algo tenía es que tan bonachón, con su mano suelta se lo gastaba todo, hasta el forro. Vivía a las anchas. Si no tenía, también.

 

Se le veía en los sitios de más baja ralea, a los que la prensa llamaba eufemísticamente ¨más modestos¨, no sin destacar, que él siempre terminaba en pleitos frente al agente de la autoridad más próximo al lugar.

 

Así, iba haciendo su “guisito” en La Habana, según se pudiera. De vez en cuando caía también una incursión por el interior de la República, hasta que un buen día, le tocó. El borinqueño grabó de un tirón varios discos. Pero ninguna pegó tanto como ¨Bigote é gato¨.

 

Una racha de oro. Siete meses pasaron en pleno estallido de victrolas. El hecho no escapaba al oído atento de los competitivos empresarios de la radio cubana. Cuanta fonda o club de esquina sin disimular la preferencia, reponía sus canciones una y otra vez, con trago en mano.

 

La bolsa de todos engordó. También la de él. Aunque, eso de no sufrir privaciones, no era nada permanente.

 

Dos emisoras quisieron contratarlo a la vez, al notar la preferencia entre los asiduos a los Cafés de esquina. Una, Radiocadena Suaritos y la otra, Radio Progreso.

 

¨Me decidí por la de Suaritos, porque me gustaba más su sistema de trabajo”. –dijo el boricua a un diario local.

 

Agradecido por los anuncios que le llovían en Suaritos, ante tal explosión de popularidad, el empresario Laureano Suárez le regalaba 100 pesos todas las semanas,  más el sueldo de $600 mensuales que rápidamente fue aumentado a algo más de $ 1000.

 

En la ciudad más bailadora del mundo, si no hay excusa, se inventa un guaguancó. Es la que pudiéramos llamar, su pasión dominante. Más de una veintena de Academias de Baile, precedidas por unos 7 000 bares y salones para danzar, fueron abiertos en toda la isla del desenfreno desde la Ley Seca, vigente en los Estados Unidos entre 1920 y 1933. La fiesta no paró.

 

Nuevos establecimientos abrían de esquina en año. En la noctámbula Habana, en muchos casos, las academias de danza encubrían antros de prostitución y petimetres. Sensualidad y lujuria. Aquí el que baila gana.

 

Por eso cuando Manolo Fernández lo mandó a la Academia de Baile, Daniel se preguntó en voz alta: – ¿A cuál voy, mano?

 

Manolo, era el hijo de Domingo Fernández, el dueño de Radio Progreso desde 1929, quien lo invitó a quedarse con esa onda sonora, después de salir de Radio Cadena Suaritos.

 

Sin imaginar lo que sucedería después del próximo encuentro, se detuvo unos segundos a ver pasar los autos desde la acera. Al llegar a la Academia de Marte y Belona, ya varios clientes engalanados, compraban los tickets a la entrada. Uno por cada baile, adentro le aguardan las muchachas. Ellos elegían a su pretendida acompañante, otorgándole una papeleta por cada pieza musical. Al cierre armónico de cada canción, la muchacha garantizaba con su gracia y simpatía un reenganche bailable.

 

De allí, podrían surgir nuevos amores, compromisos, aventuras y cuando menos, el dinero para comer. Antes de irse, cada una le entregaba al responsable de la caja registradora esos tickets, recibiendo un abono monetario. En consecuencia, había que moverse bonito.

 

Como en Cuba, Daniel también la pasó difícil, entendió claramente cuando los muchachos de Rogelio Martínez le explicaron que no querían perder el trabajo de la Academia, por irse a aventurar con él. Hay familia que mantener.

 

En Radio Progreso los músicos sólo ganaban un dólar por presentación. O sea, diez centavos por cada integrante, incluyendo la administración. Eso le pagaba en ese momento, a una orquesta venida a menos.

 

Tras agotadoras jornadas, hacían algunas presentaciones para tomarle el pulso a la gente. Este pueblo deliraba con ellos. Él creía que lo que le faltaba a la Sonora Matancera, era un buen cantante. Por eso al unir sus estilos, sencillamente, ¡la pegaron!

 

-“Hay quienes sostienen que yo hice a la Sonora Matancera¨, solía decir sonreído.

 

La abundancia pronto lo hizo entrar en ¨clase¨, como casi siempre pasa. Ahora, estaba  viviendo en un exclusivo edificio del capitalino residencial del Vedado. Caminaba por La Habana, vistiendo de dril blanco, calzado con zapatos charol y frecuentando lujosos centros nocturnos. Los diarios, reseñaban su ¨evolución¨.

 

¨Tal vez influenciado por la seriedad que “Suaritos” mantiene en su emisora, Daniel Santos ha variado radicalmente su método de vida. Ya no es aquel turbulento muchacho de siempre dispuesto para la “bachata”.

 

Ahora se comporta de manera distinta: visita aristocráticos clubes, cultiva amistades de la mejor sociedad, aunque no olvida tampoco a sus amigos de los días difíciles. Y por las tardes, su elegante departamento, es asaltado por educandos de un colegio vecino, que van a pedirle el autógrafo, admirados y agradecidos porque ya en plan de hombre serio y bueno, ha compuesto una pegajosa canción cuya letra contiene muy sanos consejos para la niñez.

 

En La Habana de sus amores le iba tan, pero tan bien, que decide quedarse. Cada noche y madrugada en un cabaret. Para los amaneceres estaba Las Vegas. Después de sus show y pertinentes juergas, los artistas encaminaban sus pasos hasta la descarga, que cerraba a las seis de la mañana.

 

Una pequeña cafetería contigua, en la esquina de la propia calle Infanta, los recibía con café y pan caliente con mantequilla, cuando ya el sol acribillaba los ojos de los trasnochadores y algunos niños caminaban soñolientos para la escuela, de la mano de sus padres.

 

Dicen sus amigos músicos, que de ahí se salía para la casa de algunos ellos, a tirarse en el piso con sus hijos pequeños. Le encantaba eso de jugar a los yaquis con los muchachos, donde él siempre terminaba ganando.

 

Su popularidad atraía, por lo que se le ocurrió enseguida, tener su propio bar.

 

“Los cubanos de aquí son distintos, guapachosos”; decía, asociando sus vivencias en La Habana, con ese tiempo en que le ocurrieron tantas cosas, que inspiraron más de una decena, de sus más de trescientas composiciones musicales.

 

Un día, entró bailando al Estudio de Radio, vistiendo un traje de chuchero, como los de Tin Tan.

 

Chuchero, era un personaje de baja clase. El saco largo hasta las rodillas con amplias hombreras acojinadas,  sombrero panza de burro. Pantalones altos tubitain, cerrados abajo hasta aparentar un globo y para rematar, adornados con una cadena amplia que colgaba del fajín. Zapatos con piel de chivo de dos tonos brillantes. ¿Te lo imaginas ahora?

 

Tan caricaturesco, que el periódico Zig Zag, llegó a crear un personaje: El Chuchero Catalino. Todo parecía simpático, hasta que el dueño del traje -Botecito- se enteró por qué su popularidad mermaba.

 

Son sus propios amigos quienes le dicen: – hermano, no desprecies la oportunidad, si te surge algo afuera.

 

Sonaba una buena música en la victrola de un bar en Venezuela. Los barrios de acá todos son iguales. Todo el caluroso día, de guarachita y ron. Daniel llegó saludando, dirigiendo sus pasos hasta la barra.

 

Como siempre, ahí está José Gregorio, el cantinero, socio de los socios. Había servido una ronda y ahora, cómodamente recostado a la barra, aprovechaba para mirar una nota en la página central del periódico. La primera plana le da de frente a Daniel, con un llamativo recuadro que casi le golpea el rostro: “Muerto Fidel en la Sierra Maestra”.

 

Reacciona pidiendo el periódico prestado, lápiz y papel. El cantinero imaginando que quería tomar nota de algo,  le dio lo que tenía a mano, una servilleta.

 

La letra salió de un tirón. Ahí comenzó la odisea para grabar la canción.

 

¨Sierra Maestra, monte glorioso de Cuba, donde luchan los cubanos que la quieren defender, un capricho miliciano, que no han de retroceder, porque tiene allí al amparo, la fuerza para vencer.

 

Pero si un venezolano, como yo lo contemple, pudo romper sus cadenas, pudo su yugo romper. También lo puede un cubano, la unión no puede perder¨.

 

Recorrió muchos lugares buscando apoyo. Hasta lo intentó con el reconocido Paco Molina de Santo Domingo.

 

-¿Quién yo? ¿Cosas de Fidel? ¡no me jodas Daniel!

 

Terminó en Nueva York, donde dijo  ¨me encontré con un loco que todavía anda por ahí¨. Intentó explicarle de qué se trataba.

 

Lo cierto es que Daniel, vendió y recaudó los fondos que generaron sus discos, para aportar al financiamiento del Movimiento 26 de Julio.

 

En Julio de 1961, Daniel Santos mantuvo –refiere la Sección TV – un show con mucha dignidad artística, en el Cabaret Ensueño. Allí actuaba junto al Cuarteto del Rey y a su maestro el declamador y pianista Luis Carbonell. El repertorio del cuarteto muy de moda, incluía el pregón, el Cha cha cha, el Calipso, el reggae, la balada y  la canción. Se trataba del conocido Habana 1900, en la calle Humboldt y P.

 

Dan Sima, nombre artístico del cantante y pianista rumano, era el propietario original de tan conocido sitio del jazz. Al triunfar la Revolución, Sima dijo que en el Socialismo no se le había perdido nada. Vendió el negocio y voló a Australia.

 

El Habana 1900, antes de que lo dirigiera Daniel Dantos, fue propiedad del actor Jorge Sosias. Dan Sima, venía de sus éxitos en el club Atelier, actualmente, el popular  Submarino Amarillo, con música de The Beatles y agrupaciones destacadas en el pop y el rock.

 

En las noches de jolgorio, al final de cada show, muchos músicos, cantantes y periodistas de La Habana, ¨recalaban¨ tanto en el Ensueño, como en Las Vegas, frente a Radio Progreso, para gastar la madrugada en interminables descargas de bohemia, junto a Daniel.

 

Estos, son fragmentos del libro inédito “Daniel Santos. La Habana que hay en mí”, como adelanto del homenaje del pueblo cubano a este cantor auténtico, nacionalista boricua, del cual La Habana tiene infinitos recuerdos. 

 

La autora trabaja también en un guion cinematográfico, basado en su propia obra. Para la realización audiovisual se encuentra buscando financiamiento. Con ésta contribución, estaremos trayendo el espíritu indomable del Inquieto Anacobero, hasta esta eterna mujer “La Habana”, que aún lo espera, como en 1992, para el abrazo que quedó pendiente con su muerte.

Daniel Santos.  Foto promocional artística de la época.
Daniel Santos. Foto promocional artística de la época.
Lázaro Iglesias Laza, locutor de Radio Popular, del Cerro; presentando a Daniel Santos.
Lázaro Iglesias Laza, locutor de Radio Popular, del Cerro; presentando a Daniel Santos.

Anacobero (Andrés Tallada) Daniel Santos y Orq. Rafael González Peña - Guaracha - 1946.

Sierra Maestra (Daniel Santos) Daniel Santos y Conjunto de Sociedad - Bolero - 1957.


(9) Daniel Santos, el Anacobero de La Habana

Por: ROSA MARÍA FERNÁNDEZ

 

En el estudio de RHC-Cadena Azul, el locutor Luis Villader, ganaba el primer aplauso, previo a la salida del cantante. Algo aturdido por los acordes musicales y la ovación del público, el presentador comete un error que estaba lejos de imaginar, definiría al mito.

 

Como siempre, comenzaba su actuación con la canción “Anacobero”, del autor puertorriqueño Andrés Tallada, el presentador confunde los términos:

 

-“Con ustedes el Anacobero, Daniel Santos”.

 

Daniel entra danzando, dando nota de la pincelada caribeña, cuando invita a una dama al escenario. Al instante, todas las muchachas quieren subir a bailar con él y se forma ese alboroto en proporción hormonal inusitada, del cual sólo sabemos las cubanas.

 

Según los códigos lingüísticos de la Sociedad Secreta Abakuá surgida entre los esclavos africanos en Cuba, Anacobero en jerga del Ñáñigo, venía a sonar al común de los mortales como el “diablo”. De su inquietud, después supo La Habana, porque esta vida es un misterio.

 

Él estuvo entrando y saliendo por quince años de la Cubita de sus amores. “Gozando y jodiendo”; dicho por él.

 

Pero, cómo explicar que justo cuando decidió volver a La Habana, la muerte le arrebató el propósito.

 

Ya en septiembre de 1946, la prensa cubana daba cuenta de sus andanzas. Y no fue por gusto que vino a dar acá, de cuantos lugares había para triunfar o gozarse la vida.

 

Allá en “el Nuevayol” como solía nombrarlo, conoció a varios músicos cubanos con los que simpatizó y cuando le tocó “decirle adiós a los muchachos”, para servir a una contienda ajena, sostuvo una animada correspondencia con su “madrina de guerra”, la cancionera manzanillera, “Toty Lavernia, la estilista del bolero”.

 

Al Japón fue a dar un retrato en una revista habanera. La simpatía entre ellos fue instantánea, al enterarse por la propia publicación, que ella interpretaba muchas de las composiciones que él acostumbraba a cantar.

 

¡Siento un bombo mamita! Ciertamente Cuba le llamaba. Oh si, ya sabía que era un cabaret andante. Él creyó -fervientemente- que las mujeres más lindas y los centros nocturnos más espectaculares, estaban aquí. Era su sabor, decía, la ilimitada profundidad de la lujuria. Por eso, la Habana fue su escenario natural, su casa, su base.

 

No podía vivir sin este aire del Malecón que respiraba al salir de un programa de radio, con cuantas mujeres posibles, los socios al asecho para la parranda o dispuestos para las guaperías.

 

En las primeras publicaciones aparece con su brazo entorchado en gasa, como consecuencia del terremoto que lo sacudió en la República Dominicana, en días anteriores.

 

“Ya había alcanzado la posición ambicionada desde muchacho. Yo fui con la orquesta de Pedro Flores y allá estuve dos meses con mis paisanos. Era una artista exclusivo de la “Decco” y tenía muchos discos grabados. Recibí muy buenas ofertas para Santo Domingo, antes de venir a La Habana a actuar por la RHC-Cadena Azul”, dijo a la revista Bohemia, a su llegada. 

 

Así mismo se lanzó a explorar las emisoras cubanas, que para entonces proyectaban desde aquí, a las mejores voces de Latinoamérica y el mundo. Pero no fue hasta que se unió a la orquesta Sonora Matancera, que alcanzó la cúspide, cuando “uno hizo al otro”.

Con la Sonora Matancera.
Con la Sonora Matancera.

La escandalosa vida de Daniel Santos, unida a su popularidad incuestionable, inscribió en la memoria editorial, como en la de sus contemporáneos que aún lo veneran, inolvidables episodios. Unas veinticinco mil cartas de apoyo, impidieron que -en el momento de sus “mayores excesos”- la Asociación de Artistas de Cuba lo expulsara del circuito y del país.

 

Igualmente, la veneración del tristemente célebre Presidente, Carlos Prío Socarrás, lo libró a medias de una de sus incursiones por la Cárcel del Príncipe. Allí nace la melodía y letra de “El Preso”, que ningún sesentón olvidaría.

 

Transcendió como un hombre de su época, bohemio, parrandero, machista y consecuente con su origen de clase.

 

Porque Daniel Santos, como nacionalista puertorriqueño, también supo identificarse con el naciente proceso de cambio que se gestaba en Cuba. De ahí surge su inolvidable obra, que todos los días 26 de Julio ponen en la TVC, sin que ningún joven sepa, que ese es el boricua. Son las estrofas de un himno que exhorta, “ayúdalos a vencer”.

 

Lo escribió sobre una servilleta en Venezuela, al conocer por la prensa sobre la supuesta muerte de Fidel en la “Sierra Maestra”. Así se llama la canción. La grabó clandestinamente en Nueva York y vendió personalmente los discos para ayudar al Movimiento 26 de Julio. Mantuvo también el apoyo a la Revolución cubana incipiente. De todos esos tonos estaba hecho el “Anacobero” 

 

No le resultó indiferente a nadie. Los más importantes músicos lo buscaron, compartieron escenarios, bares y cantinas. Las mujeres que lo amaron, aún suspiran… Esa, es otra historia. Sólo se reconoce un hijo nacido en La Habana de su matrimonio con la cubana Eugenia Pérez.

Con su esposa cubana Eugenia Pérez y el hijo de ambos, Danielito, que nació en 1948.
Con su esposa cubana Eugenia Pérez y el hijo de ambos, Danielito, que nació en 1948.

Aquí grabó fundamentalmente -además de con La Sonora Matancera, con quienes alcanzó la cima de su popularidad- con la Orquesta Los Jóvenes del Cayo. Los testimonios de sus sobrevivientes, como de otros artistas contemporáneos, se atesoran como parte de una investigación cultural demostrativa del vínculo histórico entre Puerto Rico y Cuba.

 

Daniel Santos hizo época con sus interpretaciones de las más emblemáticas obras de Isolina Carillo, Jesús Guerra y Pablo Cairo, entre otros autores cubanos. Y dio a conocer, con notable éxito, sus propias composiciones musicales, del cual se acumula una obra inmensa. 

 

Hoy, cuando aún resultan tímidas las deferencias a su existencia, Cuba se suma al homenaje por su centenario.

*Este texto forma parte de un libro inédito, de igual título. La autora trabaja también en un guion cinematográfico, basado en su propia obra. Para la realización audiovisual se encuentra buscando financiamiento.

 

Tomado de On Cuba Magazine: http://oncubamagazine.com/cultura/daniel-santos-el-anacobero-de-la-habana/

Publicado el 6 de febrero de 2016.

 (8)

 

Daniel Santos, febrero 6 de 2016.

Daniel Santos, camajanes y un pucho de marihuana

 (A los cien años del natalicio del cantante portorriqueño, bautizado en Medellín como El Jefe)

Por Reinaldo Spitaletta

 

1.    Introito con camajanes

 

El Anacobero nos llegó a casa en la voz de papá, que, al arribar de sus viajes de trabajo, con sus maletines de sorpresas y su sabor caribe, cantaba, por ejemplo, “el bobo de la yuca se quiere casar…”, o de un modo más melancólico, aquello de “y triste el jibarito va…”. A veces, imitando la vocalización del cantor de Puerto Rico, con su particular estilo de nasalidad revuelta con unas pronuncias de la “O” que más bien era “ou”, como con fonética inglesa, se dejaba venir con “Perdón, vida de mi vida, perdón si es que te faltadou… perdón, cariñito amadou…ángel adoradou…”. Y hacía morisquetas y dramatizaba, para que soltáramos las risotadas.

En casa se regó el sofá, que quiero descansar, y, claro, aquello de “vengo a decirle adiós a los muchachos” (con error gramatical incluido), combinado con Esperanza inútil y Vuélveme a querer. El Jefe, como lo bautizaron en Medellín en el bar Perro Negro, estaba presente entre nosotros, porque, desde luego, papá parecía un fanático de sus canciones y de su modo único de expresión. Inconfundible. Con muchos imitadores, entre ellos, vea pues, mi caro padre, que consideraba a Santos como uno de los mejores vocalistas del Caribe. Todavía no era el tiempo de escuchar al viejo Daniel y sus interpretaciones antiyanquis, que abogaban por la libertad de Puerto Rico y contra la invasión a Vietnam. Esas llegaron después.

Con los años, cuando ya éramos parte de una generación que cuestionaba todos los poderes, Daniel Santos apareció con sus canciones a favor de Fidel Castro y en contra del imperialismo norteamericano. También contra el neocolonialismo con el que trataban a Puerto Rico. Antes, en las esquinas de barrios bellanitas, como Prado, El Congolo, La Cumbre, Pachelly, los camajanes, que eran seres estrambóticos, contestatarios con la apariencia, siempre con su pucho de marihuana entre los dedos o en algún bolsillo, cantaban a Daniel y se les escuchaba una canción de putas, bella ella, Virgen de medianoche. Se concentraban en la letra, en la entonación, algunos aspiraban su bareto, y parecían danzar con una mujer imaginaria, los zapatos blanquinegros, sin medias, raspaban la acera. Dejaban ver el pecho velludo y algunos se colgaban cadenas gruesas y se ponían esclavas. “Daniel es nuestro jefe”, se les escuchó decir.

Aquellos camajanes, amantes de melancólicos tangos y de las piezas de la Sonora Matancera, vibraban con las canciones del bigotudo Daniel y algunos querían imitar su pinta brava. La estrella del Caribe los iluminaba en sus trabas y vagancias. ¡Ah!, años después de aquellas presencias urbanas, conocí un periodista argentino, Jorge Götling, experto en tango y corresponsal internacional del diario Clarín, que cuando escuchó algunas grabaciones del Inquieto Anacobero, de inmediato se enamoró de su timbre y manera de cantar. “En Argentina nadie lo conoce”, me dijo. Y junto a Gardel, Rivero y Goyeneche, entre tantos, el puertorriqueño pasó a ser parte de las admiraciones del laureado periodista porteño.

Daniel Santos, una suerte de conquistador de muchachas y atrapacorazones, nacido el 5 de febrero de 1916, terminó sus días de artista y de donjuán latino, de un modo triste, con una decadencia dolorosa, que hacía que, en el escenario, olvidara las letras de las canciones. Murió a los 76 años, el 27 de noviembre de 1992. Y por esos días, por su muerte, escribí una nota a modo de despedida, mejor dicho, para decirle adiós a Daniel. Aquí va.

 2.  Para decirle adiós a Daniel

 Creo que ahora sí sos propiedad de la nostalgia, viejo Dani. Parte de un sueño. Uno poco la noche de Novalis, un poco la del bohemio. Tu voz pertenece no a la luz del sol, sino a la de los numerosos neones. El espíritu de la victrola te recuerda; permanencia en un traganíquel de barrio viejo. Vigencia en la penumbra de la esquina. Ahora sos fantasma de cafetín, que salta de retrato en retrato, cantándole a esa maldita pared iconográfica que vos ibas a tumbar algún día, ¿te acordás?

A vos, que te amaron las vírgenes de medianoche (no eran vírgenes, pero sí mujeres de piel lúcida, ardientes damas que se dejaban adorar), te llevaron en la garganta los desaparecidos bacanes del bar Florida, coro nasal de mesa cantinera, inspirados por tu forma de frasear, de decir las canciones, como para no confundirte con nadie. Golpeaban la madera, a manera de tumbadora, o de bongoes, cuando les articulabas aquello de Carolina Caro, claro. La barra se frenetizaba al oírte el Tíbiri tábara, y alguno que había probado celda en San Quintín, lloraba con la evocación de las lentas horas de cautividad.

Vos, en cierta forma, fuiste “promotor de la melancolía”, pero, sobre todo, del regocijo colectivo. Te metiste en el alma del triste. Y del desclasado. Estabas en el jolgorio del obrero, cansado de producir plusvalías. Iluminaste las rumbas del pequeñoburgués con tus ansias de izar una bandera propia para tu tierra, perla de los mares.

Vos, pregonero de calle, inmigrante (algo de gaviota se te quedó en el discurrir), detestabas a los periodistas de farándula “porque no investigan un carajo”, pero, en cambio, amabas, con Rafael Hernández, al campesino de tu patria, tanto él como ella llenos de pesares. Le cantaste a la angustia de los pueblos colonizados y supiste que la alegría es un derecho que no hay que mendigarle a nadie. Se conquista con la guitarra, con todas las voces unidas.

En aquel puerto seco que era Guayaquil recalaste un día, entre bandidajes y guapos, para que, sin necesidad de bautismo de sangre, te llamaran El Jefe. Y punto. Entonces tu canto estuvo en La Alhambra y Maturín, en Amador y Carabobo, en todas las revoluciones, en todos los surcos.

Vos, que estuviste en la mira ubicua del FBI, eras un irreverente, un buscapleitos, alguien que no se estacionaba bien ni atendía los avisos de “prohibido pasar sin autorización”. Man turbulento e inconforme. Uno de los que no pasa inadvertido. En rigor, no eras como el de tu guaracha, ningún “bobo de la yuca”, y como es fama, abundaste en lunas de miel.

Ya militás en la leyenda. Pertenecés a la legión de los elegidos. No has cancelado la posibilidad de muchas resurrecciones. Ocurren cada vez que sonás en una rocola. Estás ahora en el tiempo de los homenajes póstumos. He visto cómo te saludan desde el humo de un Lucky Strike, un zapatero remendón de una perpleja esquina de Bello y un jubilado que juega al billar en la ineludible 45 de Manrique. En Enciso, un coleccionista desempolvó en la hora de los adioses tu voz de acetato y se entregó a una velada de recordatorios.

Me parece que sos, desde hace rato, un habitante inevitable de la memoria colectiva. Seguís en la noche, que a veces es vampiro, a veces claro de luna.Y otras veces, canción.

En alguna esquina de esta parte del universo, los muchachos de entonces siguen a la espera de que vengás a cantarles tu despedida, viejo Daniel, con lagrimón incluido.

3.  Marihuana para Santos

(Un día, en que se puso de moda el asunto de la marihuana —bueno, jamás ha pasado de moda la marihuana en ninguna parte— escribí una columna para recordar a Daniel Santos y su aspiradera. El gobierno colombiano de otro Santos (Juan Manuel, alias Juampa), muy maluco él, progringo y vendepatria hasta el tuétano, había dado pábulo para esta nota que ahora trascribo, y todo porque Daniel Doroteo Santos está cumpliendo cien años de su natalicio)

La marihuana más alucinadora que se fumó Daniel Santos, El Jefe, fue la del loco Alfredo, cultivador de la entonces denominada “yerba maldita”, en las playas o vegas del río Medellín, a la altura de Envigado. El plantío de marras era célebre en la década del cincuenta, porque el sembrador, además estupendo bailarín de mambo, tenía una “química” especial para abonar la barbajacobiana “legumbre” (que así la llamaba el poeta Darío Lemos): la regaba con alcohol y aguapanela.

Dicen que la marihuana del loco Alfredo quedaba como para tumbar aviones. Y al Anacobero, que cantaba mejor cuando se fumaba un pucho, en una de sus venidas a Medellín le contaron que la mejor “maracachafa” del mundo era la que cultivaban junto al río. Le dieron a probar y el puertorriqueño quedó fascinado.

Por lo demás, el loco Alfredo era un habitante de Bandera Roja, un barrio de Envigado, de una sola calle y cincuenta y dos casas, con historias de guapos, putas y matones, y que lo bautizaron así porque todos sus habitantes eran gaitanistas.

La marihuana, en los mismos cincuentas, fue un modo de contestarle a la sociedad goda y pacata de parte de los denominados camajanes. Estas figuras, que se vestían con extravagancias, de camisas de colorines, cuellos largos, zapatos golondrinos (negros y blancos), escuchadores de música antillana y tangos, tenían a la marihuana como un modo de protesta. Ellos no querían ser obreros, sino gozones. No al trabajo, sí a la fiesta, era una suerte de lema de estos personajes de barriada, que además eran extraordinarios bailarines.

En los sesenta, la marihuana, el hipismo, el rock, el cabello largo, entre tantos otros rituales y comportamientos, fueron parte de las juventudes. Y aunque estaba prohibida, y era todo un baldón social ser marihuanero, abundaban los fumadores de “la mona” (que así también se le decía), a los que, si las policía capturaba, les aplicaban el “treintazo” (treinta días de cana o cárcel). La guerra de Vietnam, que puso a protestar a miles de jóvenes norteamericanos, llevó la marihuana a la soldadesca gringa. No solo se les llevaban humoristas, como Bob Hope, o estrellas rutilantes como Marilyn Monroe, sino que se les permitía a los invasores estadounidenses fumar marihuana. Tal vez para que al cometer sus villanías, como las de la aldea My Lai, no sintieran mucha pena.

Que la marihuana ha servido para todo: para crear carteles, como los que hubo en Colombia en los sesenta y setenta; para ponerla como asunto de desobediencia juvenil; para decir, en contra de los viejos avisos de parque, que la “yerba no se pisa, se fuma”. Y para que los norteamericanos, cuando supieron que dejaba muchas ganancias, legalizaran en algunos estados su uso y siembra, con lo que, además, le cercenaron el mercado a los exportadores de marihuana de Colombia.

Mujica, el extupamaro uruguayo, junto con el parlamento de su país, puso en manos del Estado la producción, venta y distribución de la marihuana. Y tal vez una de los métodos de reducir su consumo masivo sea ese: la legalización, que no debe limitarse a una nación, sino que debe ser internacional. Lo mismo podría ocurrir con otros estupefacientes. Puede ser la más efectiva manera de acabar con las mafias y de ir en contra de la guerra ajena en la que embarcaron los Estados Unidos a países como Colombia.

Las prohibiciones, como la de la marihuana, el alcohol, la cocaína, etc., provocan corrupción y matonería. Pasó en Gringolandia, en los tiempos de la Ley Seca. Surgieron mafiosos como Al Capone, y, a la vez, legendarios perseguidores como Eliot Ness. El caso es que contra todos los intereses monetarios de países como Estados Unidos, la legalización acabaría con los barones de las drogas y su reino de violencia, y en países como Colombia, hasta con la guerrilla, que tiene al narcotráfico como una de sus principales fuentes de financiación.

Barba Jacob, de vida y aspiraciones profundas, cultivaba sus matitas de marihuana en materos. A diferencia de los soldados norteamericanos en Vietnam, el poeta era un marihuanero inofensivo. Hace años conocí al que pudo haber sido el marihuanero más viejo del mundo, Roberto, un zapatero eficaz al que la marihuana lo volvió una suerte de robot, que erraba por las calles de Bello, con su caminado de bamboleos. Producía temor en algunas señoras y seminaristas. Era, sin embargo, un ser pacífico.

Ahora que a la marihuana la han puesto en boga algunos tinterillos santistas (de Santos el malo), vale recordar a Daniel Santos, que cantaba mejor Virgen de medianoche, cuando se aspiraba un bareto, preparado con la hierba de un loco de Envigado.

El cantante Daniel Santos (1916 - 1992).
El cantante Daniel Santos (1916 - 1992).

Tomado del blog: https://spitaletta.wordpress.com/2016/02/06/daniel-santos-camajanes-y-un-pucho-de-marihuana/

Publicado el día 6 de febrero de 2016, por Reinaldo Spitaletta.

 

(7) 

 

EL NUEVO DÍA, Viernes 5 de febrero de 2016.

 (6)

 

EL ESPECTADOR

 

CULTURA 3 FEB 2016 - 10:54 PM

Compuso más de 400 canciones y existen unas 50 inéditas

 

El centenario de Daniel Santos

 

Esta celebración es un obligado tributo al bolero, ese género “corruptor de mayores”, que El Jefe lideró hasta el punto de inspirar semblanzas como “Vengo a decirle adiós a los muchachos”, de Josean Ramos.

 

Por: Libaniel Marulanda

 

Daniel Santos conversa con su biógrafo, el escritor y periodista puertorriqueño Joseán Ramos.
Daniel Santos conversa con su biógrafo, el escritor y periodista puertorriqueño Joseán Ramos.

Las canciones, orquestas y cantantes tocan la puerta de nuestros oídos y bien pronto anidan en el bosque de aquellos primeros recuerdos que al final de los años, igual que pasa con la calidad de las fotos centenarias, parecieran procesadas con un fijador a prueba de senectud. En la memoria distante de nuestros pueblos y ciudades arraigaron canciones y cantantes con la intervención de los discos de acetato, las rocolas y la radiodifusión. Al intentar una antología memorable de voces, entre las inaugurales melodías con sabor urbano surgirá un cantante, creador de un estilo que trascendió el medio siglo y la discografía latinoamericana y que tiene tras de sí una historia de vida tan singular como su ser artístico. El centenario de su nacimiento será un acontecimiento para celebrarse con todas las notas en el proletario barrio de Trastalleres de Santurce, Puerto Rico, este 6 de febrero de 2016.

 

Soy un músico setentañero empírico, de esos a quienes la ausencia de gramática y academia forzó a ser baquianos y nadadores en todas las aguas de la vieja buena música popular; de esos que nacieron con los oídos cosidos a la radio y sobrealimentados de boleros y boleros, y la adolescencia les llegó mientras compartían tarimas, asombros y los primeros aguardientes. Tuve la suerte de que la pequeña ciudad donde crecí fuera el principal cruce de caminos, en la época en que era audible la fanfarria tocada por una maravilla mecánica llamada tren. La generación nuestra, en lo externo fue la de la posguerra, las dictaduras tropicales, el macartismo, y en Colombia, además, la de la Violencia, el bipartidismo excluyente y el Estado de Sitio. También esa época acunó las ideas peligrosas para el establecimiento, y con el laureanismo coexistieron las luchas agrarias, laborales y la esquiva quimera socialista.

 

A mediados de los setenta los integrantes de un colectivo de teatro y música de abierta inclinación revolucionaria, que creíamos tener una cosmovisión del cancionero contestatario, tuvimos la sorpresa de conocer a un Daniel Santos distinto y distante del artista escandaloso, farandulero, bohemio e imitado hasta extremos caricaturescos; ese a quien los marihuaneros de Medellín bautizaron como El Jefe. La cosa fue así: Miguel González, enfebrecido simpatizante y corrector supernumerario de pruebas de El Tiempo, apareció con un casete de canciones antiimperialistas. Contó que se lo había prestado Enrique Santos Calderón (eran los tiempos de su columna “Contraescape”). Claro que sabíamos que un eufemismo gringo designaba a Puerto Rico como Estado Libre Asociado, pero de Daniel apenas teníamos el registro pseudo patriótico de Vengo a decirle adiós a los muchachos, porque fue enrolado por el ejército norteamericano para pelear en otras tierras por una tierra que tampoco era la suya.

 

La letra, obviamente aprendida, decía: Señores yo siempre he dicho / que yo no tengo bandera / porque la que me han negado / es juguete de cualquiera. / De aquel que la ha traicionado / de aquel que la entregaría /de aquel que la ha presentado / con la de la tiranía. / Que me perdonen los hombres / que la quisieron bravía / Si yo ya tengo los nombres / de quienes la venderían / Yo quisiera una bandera / plena de soberanía / que no la use cualquiera / con su politiquería / que libre y sin compañera / flotara en la patria mía. Alguien entonces nos contó una historia oportuna y romántica: que el mismísimo jefe, que para ese 1971 estaba actuando en Cali, se presentó en la plaza de banderas de los Juegos Panamericanos y tras liberar la de Puerto Rico de la forzosa compañía de la bandera de Estados Unidos, volvió a izar sólo la suya, con lo cual realizó de manera simbólica el supremo anhelo independentista, consignado en el acervo de composiciones de su cancionero patriótico.

 

La conmemoración centenaria del nacimiento de Daniel Santos es la más calva de las ocasiones para que la dispersa y millonaria vertiente de seguidores suyos organicen eventos aquí y allá. El acontecimiento es otro obligado tributo al bolero, género “corruptor de mayores”. El origen caribe, el entorno cultural y su coloración de piel , lejos de ser una barrera, más bien fueron el seductor elemento para conseguir visa universal y entronizarlo como ritmo celestino, al amparo del cual y durante muchas generaciones han nacido, vivido y muerto romances. El boom danielista produjo tantos imitadores como boleros y guarachas suyas se oyeron.

 

Daniel es un ícono omnipresente en la bohemia latina. De su fértil producción no se escapó Gabo, a quien le compuso El hijo del telegrafista, ni el cura Camilo Torres. Pese a que es desconocido por los jóvenes habitantes de Trastalleres, su barrio natal en Santurce, algunas notas de prensa dan cuenta de diversos eventos que se harán este 6 de febrero en su cantada Borinquén. Al frente de esa misión está Josean Ramos. ¿Y quién es este señor? Pues bien, es un periodista puertorriqueño criado en Nueva York, que en 1987 aceptó el oficio de secretario de prensa y biógrafo oficial del personaje. Cuando advirtió que la dependencia laboral castraría la creación artística, renunció y prefirió dedicarse a seguirlo en sus giras e investigar con rigor. Lo que pudo ser biografía autorizada, mudó de piel y se convirtió en la singular novela Vengo a decirle adiós a los muchachos.

 

Fui presentado al escritor en Armenia cuando Asochimylco, una asociación de boleristas empedernidos, lo invitó de manera exclusiva como conferencista a un evento aniversario del colectivo y de homenaje al Anacobero. De entrada supimos por él que El Jefe aparece con dos fechas de nacimiento, pese a que la verdadera es el 6 de junio de 1916. Llevado por razones más poéticas que históricas, Josean apuntó su pluma hacia el 6 de febrero porque además el mismo Daniel lo dijo, y así quedó escrito décadas atrás. Después el autor lo descubrió y aclaró en la nueva parte de su novela: la supuesta fecha fue una licencia cronológica que se tomó el personaje tras un torturante y memorable ritual de vudú, cuando un sacerdote haitiano lo engrupió con que era del signo Acuario y no de Géminis. Así que la fecha por celebrarse pertenece más a rituales diabólicos que a protocolos notariales.

 

El ser puertorriqueño pero saberse habitante de un enclave neocolonial, proveyó a Daniel de una actitud política y una recia vocación libertaria, en contravía de la vacilante resignación de una población que negó y sigue negando los plebiscitos separatistas. Desde sus primeros compases vitales se puso lejos de la visión epidérmica, cobarde y silente de los medios faranduleros, que esquivaron siempre encarar la verdad encadenada a un eufemismo indignante. He aquí el mérito de méritos de El Jefe y la invaluable investigación y demás sudores literarios de Josean Ramos. La irrupción artística del bolerista y guarachero produjo un ejército de imitadores. Por el hecho de colonizar las rocolas y los corazones marginales de nuestras sociedades pacatas, Daniel fue asociado por la moral y el acartonamiento imperante a las cantinas, las putas y los marihuaneros. Solo el paso del tiempo y el peso de la historia lograron exorcizar aquellos prejuicios parroquiales.

 

Josean Ramos le puso tanta pasión al asunto que apresuró la edición de la segunda parte de Vengo a decirle adiós a los muchachos, que contiene una generosa crónica titulada Recuerdos, memorias y otras nostalgias de Daniel Santos. Al ganar en formato y extensión, ahora es una novela de 480 páginas donde convergen excelente narrativa y certera investigación. Revisten especial significado tres sucesos que rodearon el evento pertinente a la nueva edición del libro. Primero, la introducción del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, premio internacional de novela Alfaguara (Margarita, está linda la mar), donde alude su lanzamiento en el Eje Cafetero. El segundo hecho notorio es la celeridad con que el autor cerró la edición diez días antes de su viaje a Colombia, en noviembre de 2015 como lo ratifica el pie de imprenta. Lo último es el precio: 40 mil pesos por un libro impreso e importado de Puerto Rico.

 

La remozada novela de Josean contiene numerosas fotografías y reproducciones facsimilares de notas, panfletos, manifiestos políticos, reflexiones y letras. Incluye un cancionero patriótico con una veintena de letras y algunas partituras. Un amigo del autor lo condujo a El inquieto anacobero, un salón con una extensa memorabilia del cantante, situado en las playas de Ceiba, Puerto Rico. El espacio hace parte de El Rincón de Kamenza y Óscar, donde canta Kamenza Betancur, prima hermana de Daniel. Ella le entregó a Josean varias cajas salvadas de la basura, las cucarachas y los hongos. La cantidad de manuscritos hallados, a punto de desleírse por la humedad y los hongos, que eran casi ilegibles porque Daniel los escribía al ritmo de sus libaciones, dada su importancia histórica llevaron al escritor y a su infatigable mujer, Lenis, a realizar rituales invocatorios para que éste desde el más allá coadyuvara al descifrado de los textos.

 

El centenario de El Jefe ha traído consigo el tardío pero efectivo descubrimiento del otro Daniel Santos: el patriota, el activista asediado por el FBI, el compositor de la canción Sierra Maestra, un himno previo al triunfo de Fidel y sus barbudos pero que luego habría de ser marginada del decálogo de canciones revolucionarias cubanas. Por Josean Ramos y sus desvelos literarios, supimos de la existencia de otras cincuenta canciones inéditas para sumarles a las cuatrocientas que compuso ese comprometido cantor que, igual que Chaplin y muchos artistas residentes en Estados Unidos, fue macartizado y presa jugosa del amarillismo. Leídas las cuatrocientas ochenta páginas escritas por el exsecretario de prensa de El Jefe, concluyo que su libro no tuvo que cojear para obtener el sitio que, en aras de la justicia histórica, su palabra de escritor y la entereza política de Daniel Santos se ganaron a pulso y en contravía.

 

* Algunas biografías de Daniel Santos registran el 5 de febrero de 1916 como su fecha de nacimiento.

DANIEL SANTOS EN SU HABANA. (5)

Cali, 10 de diciembre de 2015.

 

El presente texto ha sido tomado de la filmación casera que se hiciera el día viernes 10 de agosto de 2007, en la ciudad de Medellín, en el marco del XIII Encuentro Internacional Matancero, la conferencia fue dictada por el maestro y musicologo cubano Helio Orovio Díaz, quién presentaba su libro inédito "Daniel Santos en su Habana", también es un homenaje a Helio Orovio, quién falleciera al año siguiente a los 70 años, el 6 de octubre de 2008, era un admirador incondicional de "El Jefe" y seguidor fiel de toda su carrera musical, admiración que se refleja en este escrito.

La filmación y posterior transcripción del texto, fueron realizados por Jaime Suarez C, quién participó ese día y durante toda la semana de ese gran encuentro de hermandad musical, además departió diariamente con el maestro Orovio y tomó varias fotos, algunas de esas fotos aparecen en este artículo.

Daniel Santos, ídolo indiscutible en La Habana.
Daniel Santos, ídolo indiscutible en La Habana.

DANIEL SANTOS EN SU HABANA.  Por Helio Orovio Díaz.

 

Tengo que afirmar que Daniel Santos es sin duda, uno de los cantantes más grandes que ha producido el caribe y una de las personalidades más extraordinarias de Latinoamérica, durante sus increíbles 62 años de carrera grabó alrededor de 200 LP, cantó con cerca de 50 agrupaciones musicales en toda la américa, cultivó todos los géneros desde el bolero hasta la rumba, compuso decenas de piezas exitosas actuó en todos los escenarios desde la emisora radial hasta el teatro y apareció en tres filmes, pero su importancia en la historia de nuestra música no puede analizarse únicamente por el volumen de su obra, el estilo y manera de interpretar, de decir, lo impactante de su repertorio, la gama de asuntos y temas que entraron en sus creaciones o a las que escogió de otros folclores, abarcan toda una novela sentimental, que aún a 14 años de su desaparición física, sigue conmoviendo, haciendo llorar o reír o pensar a millones de seres humanos, su leyenda de héroe popular boricua, cubano, latinoamericano crece día por día.

 

Daniel Santos es la República, de Cuba por supuesto, llega a La Habana en 1946, como símbolo del hombre americano de postguerra, vive la etapa del régimen de la “cubanidad” de Ramón Grau San Martín, con su pandillerismo y su desatino, de la “cordialidad” de su amigo Carlos Prio Socarrás, con su corrupción y su vicio, de la tiranía de Fulgencio Batista que lo hace irse de Cuba, el exilio revolucionario y por último el inicio del régimen de Fidel Castro, casi nada, y todo ese periplo de 15 años lo vivió intensamente, como un actor protagónico.

 

El maestro Helio Orovio, el día de la clausura del evento.
El maestro Helio Orovio, el día de la clausura del evento.
Helio Orovio, entrevistado por el profesor y melómano Juan Gómez Paz.
Helio Orovio, entrevistado por el profesor y melómano Juan Gómez Paz.

Lo conocí poco después de su arribo a la isla, mi padre me llevó una noche a un teatro donde luego de exhibirse un filme de la época, se abrían las cortinas del escenario y aparecían 9 señores músicos, sobrios, elegantes que entregaban un sonido único que me ganó para siempre y frente al micrófono un cantor carismático, con una voz potente y bien timbrada algo nostálgica y una dicción humana que jamás le había oído a otro vocalista, eran por supuesto la Sonora Matancera y Daniel Santos, mi padre se encargó con su conocimiento musical de darme la pista de ambos, a partir de ese momento me volví un fanático loco, obseso de la Sonora y de Daniel, mi madre tenía que llevarme casi diariamente a Radio Progreso al programa de las 7:00, me hice amigo fuerte de Carlos Díaz “Caito” y de Rogelio Martínez, Rogelio nos consiguió un pase permanente a mi madre y a mí para el espacio de la emisora en San José 104 y Caito nos llevaba a tomar coca cola al restaurante bar de la esquina, un día se nos apareció con unas maracas a un baile a donde habíamos quedado de ir mi padre, mi madre y yo, a la terminación del programa siempre yo esperaba a la puerta a Caito a Rogelio, mis amigos y a Daniel mi ídolo para saludarlos, meses después se ampliaron los saludos a Celia Cruz que reemplazó a la puertorriqueña Mirta Silva en la matancera.

 

Una noche el 9 de septiembre de 1948, en la verbena guajira del Club Atlético de Santiago de Las Vegas, le pedí a mi ídolo una foto, me la mandó días después dedicada, con su entrañable amigo el dibujante Cheo Barreiro, estaba vestido de blanco, aún la conservo y aparece en este libro, luego seguí su carrera oyendo sus discos en cuanta victrola encontraba a mi paso, siempre desde luego amenizado por una cerveza Crystal o un buen ron cubano y cuando en 1951 se mudó para RHC Cadena Azul, con Los Jóvenes del Cayo, yo también cambié de emisora.

 

En 1956, me tocó acompañarlo, sorpresas te da la vida, desde las congas del Conjunto Casablanca en Radio Popular, donde suplantamos por unas semanas al Conjunto de Luis Santí, sus últimos días en La Habana en 1961, estuve un poco lejos de él, pues yo tocaba todas las noches con Los Jóvenes del Cayo en el Cabaret Alí Bar, siempre con Alfonsín Quintana, Javier Vásquez, Domingo Vargas, recordando el paso del Anacobero por este conjunto, de “El Jefe”, se han escrito más libros y publicado más artículos que de ningún otro cantante caribeño y en  todas las encuestas aparece entre los artistas favoritos de Latinoamérica, sus discos se siguen reeditando y se proyectan documentales sobre su vida, en Cuba la que él llamó su segunda patria, se mantiene al igual que el Morro, el Malecón, el Paseo del Prado, el Capitolio, el tabaco, el ron, la barra, la rumba, como uno de los más grandes iconos de la cultura popular.

Diccionario de la Música Cubana. Helio Orovio, 1981.
Diccionario de la Música Cubana. Helio Orovio, 1981.

Al llegar a La Habana, Daniel encontró una ciudad insomne y bulliciosa, las calles y aceras repletas de gente, hospitalaria como pocas, abría sus brazos a visitantes o residentes de todos los países y en el marco nacional acogía a muchas personas de provincia, que contemplaban maravillados, todos los lugares, los monumentos, los centros importantes de La Habana, los parques, la noche era otra cosa, era para pasear entre anuncios lumínicos de diversos diseños, vidrieras de tiendas adornadas primorosamente, cientos de cines y decenas de teatros, clubes de exquisito ambiente y los grandes cabarets: Montmartre, Nacional, Sans Souci, Tropicana, los sábados, numerosos liceos, sociedades y clubes brindaban bailes con las mejores orquesta y conjuntos, fabulosa Habana, capital de la alegría y el buen humor, considerada como una especie de meca y meta, los artistas de todo el país y especialmente extranjeros, sabían que para consagrarse, tenían que triunfar en La Habana.

 

¡Claro!, la ciudad tenía otra cara, la corrupción administrativa, la violencia, las pandillas gansteriles, la politiquería, los desalojos, los atropellos policiales, el juego, la prostitución, el terrorismo, el robo, la discriminación social y racial,  los gobiernos “Auténticos” de Grau San Martín y Prío Socarrás y la tiranía de Fulgencio Batista, ponían una nota nada grata, en medio de un  panorama que se ofrecía paradisiaco.

José Acuña Campo "Sonorazos del Caribe" y Helio Orovio, Medellín 2007.
José Acuña Campo "Sonorazos del Caribe" y Helio Orovio, Medellín 2007.

Una especie de edad de oro brillaba en cuanto al tañimiento de tambores y trompetas, en el plano artístico sobresalían los shows en cine, teatro y cabaret, los programas radiales en vivo, los bailables con las mejores voces: René Cabel, Fernando Albuerne, Olga Guillot, Celia Cruz, Celina y Reutilio, Miguelito Valdés, Toña La Negra, María Luisa Landín, Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Josephine Baker, el Trío Los Panchos y las más notables agrupaciones musicales: La Riverside, Hermanos Castro, Havana Casino, Julio Cueva, Hermanos Palau, Arcaño y sus Maravillas, Conjunto Casino, Sonora Matancera, Jóvenes del Cayo, Arsenio Rodríguez, el Trío Matamoros, una gama de géneros musicales cubría el espectro sonoro: bolero, afro, son, guaracha, rumba, danzón y se insinuaban el mambo y el chachachá y los compositores y autores producían cada vez más y los arreglistas afilaban sus notas siempre en espíritu de renovación y modernidad, temas, melodías, ritmos y armonías producían una música de riqueza sin igual, reflejadas en partituras y grabaciones discográficas que han trascendido en el tiempo.

 

“Hice tantas cosas en Cuba, que si no me mataron fue porque me querían de verdad”, dijo Daniel en una reflexión nostálgica, su vida bohemia, inestabilidad emocional, pasiones amorosas, riñas constantes,  ideas políticas, filosofía particular del mundo, signaron la vida cubana de Daniel, “no he sido un modelo...”, dijo, “...para eso que llaman la moral y las buenas costumbres, pero de una cosa si estoy seguro, jamás he hecho el mal por el mal”.

 

A fines de diciembre de 1948, la sección radiolandia de la revista Bohemia, publicación que se puede consultar cada vez que uno lo desee, hacía un rápido inventario de los escándalos recientes de Daniel, durante una gira por Oriente, con un grupo de artistas criollos, agredió a golpes en Santiago de Cuba a una conocida cantante de tangos, semanas después en las playas de Santa Fé, escenificó un match de boxeo con una de sus mujeres, Rosa Santos, que había ido de Nueva York para encontrarse con él, en esos días fue denunciado por una vecina, desde cuyo teléfono realizó múltiples llamadas a New York y se negaba a devolverle los $ 500 que costaban las comunicaciones, provocó problemas a la emisora Radio Cadena Suaritos, que lo contrató para una serie de grabaciones y Daniel marchó por cuatro días a New York, incumpliendo por supuesto la fecha de trabajo.

 

Su show del teatro Martí fue superior al guion para la función que estaba proyectada para el escenario, la compañía de Carlos Pons lo había incluido en el elenco, se hizo un gran despliegue publicitario y los fans del cantor reventaron las lunetas, el borinqueño actuó la primera noche, pero a la segunda no se presentó, demoraron el espectáculo en espera de la estrella máxima, pero no aparecía, de repente llegó alguien de la calle informando que Daniel estaba con unos amigos, sentado tranquilamente alrededor de una mesa del aire libre del hotel Saratoga a pocos pasos del teatro echándose unos coñacs, allá fueron los productores a reclamarle su presencia, pero se negó a trasladarse al teatro, al fin fue conducido hacia el escenario, cuando ya el público, sintiéndose engañado, protestaba airadamente.

 

Los shows de barra lo siguieron, los problemas de los diversos juzgados de La Habana prosiguieron, como resultado de todos estos incidentes, la asociación cubana de artistas logró suspender a Daniel y prohibirle sus actuaciones e incluso su expulsión del territorio nacional, Daniel, como acostumbraba a decir con su humor, dijo “Parece mentira que por unos pocos problemitas terminen sacándome de Cuba, un país que amo yo tanto, que quiero tanto”, pero junto con todo eso, estaba el  Daniel ídolo popular, el Daniel que todo el mundo seguía a los bailes, la gente imitaba a Daniel, su manera de vivir, de peinarse, de caminar, de hablar, Daniel Santos era uno de los ídolos más grandes que ha tenido el pueblo cubano, sin duda alguna y todavía lo sigue siendo.

Bigote de gato (Jesús Guerra) Daniel Santos y Sonora Matancera - 1949.

Almorzando (Pablo Cairo) Daniel Santos y Conjunto Casino - 1949.


TRES HOMBRES Y UN DESTINO. (4)

Cementerio Católico, Santa Maria Magdalena de Pazzis.
Cementerio Católico, Santa Maria Magdalena de Pazzis.

UNIDOS POR EL DESTINO Y LA AMISTAD

 

Daniel Santos fallece el 27 de noviembre de 1992, en Ocala (Florida), sus restos, quiso Daniel, que reposaran en el cementerio del Viejo San Juan, Santa María Magdalena de Pazzis, para esa época allí no cabía "un muerto más", su gran amigo el locutor y pionero de la radio en Puerto Rico, Mariano Artau, cuya familia era propietaria de un lote en ese cementerio, se decidió a cumplir el deseo de su gran amigo y cedió el espacio para que "El Jefe" descansara en paz.

 

En ese sitio reposan patriotas y gentes notables de Puerto Rico, como José de Diego, Rafael Hernández, Gilberto Monroig, Lolita Lebrón, Tony Croato, Tite Curet Alonso y los formadores tanto musicales como políticos de Daniel, don Pedro Flores y don Pedro Albizu Campos, Daniel quedó en buena compañía.

 

Al fallecer el cantante boricua y amigo de Daniel, Yayo el Indio, el 13 de diciembre de 2000, se presentó de nuevo el problema de la falta de espacio en el cementerio y Mariano Artau, otra vez cedió su mausoleo y permitió a Yayo descansar junto a Daniel en eterna compañía, sucedió entonces lo inevitable, la muerte del mecenas Ángel Mariano Artau Figueroa, el 16 de abril de 2010, es decir llegó el dueño a reclamar su sitio, se decidió que por el amor y la amistad que Artau les tenía a Yayo y a Daniel, que no había problema para que los tres reposaran en la misma tumba y así se hizo, los tres unidos en la vida y en la muerte.

 

Como testimonio de este hecho aportamos dos fotos de las tumbas antes y después del deceso de Mariano Artau, estas notas y registros fotográficos gracias al escritor, coleccionista y melómano colombiano, Sergio Santana Archbold.


Cali, 06 de diciembre de 2015.

Mausoleo familia Artau - Figueroa.
Mausoleo familia Artau - Figueroa.
Mausoleo con los restos de Mariano Artau, junto a Yayo y Daniel.
Mausoleo con los restos de Mariano Artau, junto a Yayo y Daniel.

DANIEL SANTOS, AVENTURAS EN ECUADOR. (3)

Cali, 02 de diciembre de 2015.


DANIEL SANTOS EN EL ECUADOR - 1956.


En septiembre de 1956, "El Jefe" llega por vez primera a Ecuador, su recibimiento fue apoteósico y su bien ganada fama se demostró por la simpatía que derrochaba el pueblo de Guayaquil con "El Inquieto Anacobero", los documentos e historias aquí presentados son tomados de la charla que sobre éste tema diera el melómano ecuatoriano y asociado al Club Sonora Matancera de Antioquia, "El Trovador de Antaño", Enrique Gallegos Arends.


En Guayaquil Daniel tenía su segunda casa, llega a Ecuador el 7 de septiembre de 1956 y debutaba esa noche en el teatro Apolo, le acompañó la orquesta ecuatoriana Costa Rica Swing Boys, su debut fue todo un éxito y se dedicó a celebrar esa noche con unos buenos "palos", para el día siguiente sábado 8 se preparó otra presentación en el mismo sitio, dado que a Daniel le gustaba departir antes de sus actuaciones y para calmar el tremendo guayabo de la noche anterior, se le ocurrió, junto con el empresario, para calmar la sed y el calor del Guayaqui de antaño, tomar cervezas heladas y ceviches durante todo el día, al llegar la hora de la presentación en el Apolo, con el teatro abarrotado, sale Daniel al escenario y solo atina a decir "Perdónenme ustedes, pero no se por qué no me sale la voz, así que aquí los dejo con la Costa Rica Swing Boys", y allí fue troya, se armó un tropel de padre y señor, que destruyó silleteria, cortinas y las instalaciones recién remodeladas del teatro.

Debut teatro Apolo, 7 de septiembre de 1956.
Debut teatro Apolo, 7 de septiembre de 1956.

RESEÑAS PRENSA ECUATORIANA

Daniel Santos, ídolo de multitudes, la prensa ecuatoriana de la época refleja el sentimiento popular, califican la presentación de Programa Monstruo o Programa Super Extraordinario.

Máximo intreprete del cancionero tropical - 1956.
Máximo intreprete del cancionero tropical - 1956.
Promoción con la Costa Rica Swing Boys - 1956.
Promoción con la Costa Rica Swing Boys - 1956.

El Teatro Apolo quedó semi destruido y las autoridades culparon a Daniel Santos de éste hecho, fue puesto a órdenes del intendente de policía de la ciudad de Guayaquil y trasladado a la Cárcel Modelo de Guayaquil, al llegar dice "Qué balbaridá mi helmano, yo que he estado en todas las cárceles de América nunca he visto nada parecido", estuvo preso varios días y le alcanzó para componer dos canciones "Cautiverio" y "Cataplúm pa' dentro", el pueblo le demostró su simpatía visitándolo y ofreciéndole comida, cigarros y refrescos.

Daniel el sábado 8 de septiembre de 1956.
Daniel el sábado 8 de septiembre de 1956.
Daniel en la promoción de su segunda presentación en el Apolo.
Daniel en la promoción de su segunda presentación en el Apolo.
Daniel Santos, conducido a la Cárcel Modelo.
Daniel Santos, conducido a la Cárcel Modelo.

Daniel tenía pensado quedarse pocos días en Ecuador, pero el insuceso lo obligó a quedarse más tiempo, perdiendo contratos que tenía ya firmados en New York, una vez sale de la cárcel siguió con sus presentaciones e inauguró un negocio al que le llamó "El Barquito", para el sábado 29 de septiembre de 1956, "El Jefe", dona varias camas para los calabozos donde permaneció detenido, de estos hechos en Ecuador "El Inquieto Anacobero" salió fortalecido y su fama y mito creció en toda América Latina.

El Teatro Apolo, anuncia acciones legales contra Daniel.
El Teatro Apolo, anuncia acciones legales contra Daniel.
Daniel en la cárcel, simpatía del pueblo ecuatoriano.
Daniel en la cárcel, simpatía del pueblo ecuatoriano.
Daniel a órdenes del Comisario.
Daniel a órdenes del Comisario.
El Jefe al salir, continúa con su vida artística.
El Jefe al salir, continúa con su vida artística.

¡DANIEL VIVE!


Todavía Daniel vive aún, en cada radio, en cada esquina y en cada rincón, vaga aún su espíritu, se recuerda lo que le dijo a los periodistas que lo acosaban "Oigan periodistas mal paridos, por qué mejor no entrevistan a la que los parió".


Textos tomados de "Daniel Santos en Ecuador", del periodista ecuatoriano Enrique Gallegos Arends, adaptados por Jaime Suárez Cuevas de ACME.

Daniel dona camas a su sitio de detención.
Daniel dona camas a su sitio de detención.

ACTA ORIGINAL DE NACIMIENTO DE DANIEL SANTOS. (2)

Acta de Nacimiento de Daniel Santos.
Acta de Nacimiento de Daniel Santos.

Cali, 24 de octubre de 2015.

 

VERDADERO ANIVERSARIO

 

Fiel copia del documento original del Acta de Nacimiento de Daniel Santos, con el cual se despeja la duda de la verdadera fecha del aniversario de su cumpleaños y por lo tanto de la conmemoración del centenario de nuestro admirado artista, por lo tanto con este contundente registro las celebraciones se harán el próximo 6 de junio del año 2016.

 

Este histórico documento fue encontrado y cedido a ACME, por el investigador, coleccionista y experto en vídeos musicales afrolatinos el colombiano Jaime Jaramillo Suárez, quién vivió en Puerto Rico y actualmente reside en Medellín (Colombia).

 

Aparecerá también en la nueva edición del libro "Vengo a decirle adiós a los muchachos" del escritor portorriqueño Joseán Ramos, el cual será lanzado en Colombia el próximo mes de noviembre de 2015.

 

Para apreciar el documento en toda su extensión y poder leerlo claramente, dar clik sobre él.

OPINIONES DE UN EXPERTO - 1961. (1)

Estimados amigos, por el año 1961 se recopiló y publicó por parte de la RCA VÍCTOR un Long Play con varios títulos que interpretó el cantante boricua Daniel Santos, el trabajo se denominó "En mi soledad", por aquella época el musicologo, cronista y experto investigador musical colombiano Hernán Restrepo Duque, del cual existe admiración en toda américa, sacó unas notas en ese precioso trabajo.

 

Estas notas cobran plena vigencia y actualidad al acercarse el centenario de un grande en la música latina, Daniel Santos, en ese año 1961, Daniel contaba con 45 años y estaba todavía en su apogeo, se aprecia en el texto la admiración de Restrepo Duque por "El Jefe", pensamos que este escrito resume sobremanera lo que fue, es y será "El Inquieto Anacobero".  Octubre 24 de 2015.

Hernán Restrepo Duque en La Voz de Antioquia.
Hernán Restrepo Duque en La Voz de Antioquia.

 

Aquellas Canciones – RCA VICTOR – LPC – 438.

 

En mi soledad

Y otros éxitos inolvidables de DANIEL SANTOS

 

Daniel Santos es uno de los artistas que más intensamente se ha metido en el espíritu del pueblo americano.

 

Daniel Santos irrumpió en el mundo artístico, en el año 1938.

 

Frustró al hacerse cantante, los deseos de su padre que quería verlo convertido en flamante ingeniero y comenzó a identificarse con el compositor Pedro Flores, con quien hizo su primer disco, como cantor de su conjunto.  La canción “Qué te pasa que no se te ve…”

 

Después vivieron muchos éxitos.  Y entre ellos el que habría de figurar como consagratorio de su carrera artística.  Aquel “Despedida” que fue lanzado precisamente cuando Estados Unidos decidió su participación en la Conflagración Mundial y las despedidas se pusieron de moda en aquellas tierras.

 

Por cierto que Daniel Santos vivió esa canción.  Nacido en Puerto Rico, es por lo tanto ciudadano norteamericano y como tal tuvo que cumplir con su deber en el ejército.  Corría por entonces el año de 1942.

 

Su enrolamiento no le hizo abandonar la canción.  En campaña organizaba espectáculos para sus compañeros, y él era una de las figuras centrales de estos espectáculos.  Entre tanto sus discos iban haciéndole su nombre fabuloso en toda américa.

 

Daniel Santos, es el creador de un estilo, indiscutiblemente.

 

Y casi podríamos decir que de un ritmo.

 

Porque con Daniel Santos nació aquel famoso conjunto del compositor Pedro Flores y con Daniel Santos la Sonora Matancera obtuvo sus primeros triunfos continentales.  Y es que Daniel Santos vivió mucho tiempo en Cuba y se considera un 10 por ciento cubano.

 

Precisamente a esas dos triunfales épocas de su carrera pertenecen las grabaciones que hemos reunido en este long play.

 

Son las versiones originales, realizadas hace 10, 15 y 20 años, en sus mejores momentos.  Son las canciones que fueron haciendo al ídolo absoluto de una multitud que sigue considerándolo el solo y único a pesar de la pléyade de imitadores que han surgido en los últimos años pretendiendo igualar este sabor tropical, marinero, popular ciento por ciento de sus interpretaciones.

 

Por eso, porque Daniel Santos de cuerpo entero, es que estamos seguros del éxito de este disco y de que complacemos con ello el deseo de miles y miles de fanáticos del “inquieto anacobero”.

 

 

Selección y Notas: HERNAN RESTREPO D.

LPC-438-A, "En mi soledad y otros éxitos".
LPC-438-A, "En mi soledad y otros éxitos".

Preciosidad (Alfredo Nuñez de Borbón) Daniel Santos y Moncho Usera - Bolero - 1942.

LPC-438-B, "En mi soledad y otros éxitos".
LPC-438-B, "En mi soledad y otros éxitos".

En mi soledad (Mirta Silva) Daniel Santos y Moncho Usera - Bolero - 1942.


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